Hay comisiones que llevan grabado a fuego ser algo más que un grupo humano que se reúne y se divierte. Esa es una de las claves para la riqueza de las fallas. Un sector muy importante es el que se sube a los escenarios. Y con la Gala de la Cultura en versión infantil, la comisión de Duque de Gaeta-Pobla de Farnals demostró que, aunque pasen los años y, con ellos, las hornadas de falleritos, éstos se renuevan y, dotados de ese carácter competitivo sin el que no se entendería la propia fiesta, acaban llenando la vitrina de galardones. Los «duques» ya obtuvieron, a finales de año, el doble premio en el concurso de «play back»: grupo e individual. Y si ganaron en su día con bailes y purpurinas, ahora tocaba ponerse más trascendente. Y por eso, «Menuts Deus!» les encumbró en la modalidad de teatro. A estos niños todavía les queda una pata para conquistar la triple corona: el concurso de presentaciones.

Un ejemplo de esa penetración del ADN fallero estuvo en el reparto de premios. Hernan Mir y Paqui Olba son dos referentes en la cultura fallera desde hace décadas. Ayer, el matrimonio se llevó, al alimón, el premio a la mejor dirección. Y la hija de ambos, Irene, el de actriz principal. Aún remataron la tarde con la mejor obra inédita y el actor novel, Luis García Vaquero.

No es Duque de Gaeta la única comisión que piensa y actúa de esta manera. El segundo premio fue para Santa María Micaela, una comisión que habla ese mismo idioma de transmitir a los más pequeños el interés por la cultura. El podio lo completó Quart Extramuros y los premios cuarto y quinto fueron para el Barrio Beteró y San Marcelino, todas ellas reconocidas en estos menesteres.

Los premios actorales se completaron con Aaron Macías e Iker Pascual de San Marcelino (actor y actor de reparto) y, en una nueva reivindicación del mundo cortesano, Raquel Gramage, de Villanueva de Castellón, mejor actriz de reparto y fallerita de la corte de honor recién finalizada, la de 2016.

Las de 2017 también tuvieron una buena dosis de atención, porque si hay alfombra roja en la gala mayor, aquí también. Era el estreno de los trajes Siglo XVIII para las doce niñas y era el estreno de Amparo Y Paz, la empresa debutante en esta siempre complicada responsabilidad. La fallera mayor infantil, Clara María Parejo, también iba de estreno (ya se ha convertido en una liturgia). Fue la «dama de azul» de la mano de la firma Espolín.