Un regalo con retraso es cumplir 25 años un día 9 de julio y, poco después, ser ungida como preseleccionada para la corte de honor y fallera mayor de 2018. Quizá en septiembre haya un premio mayor pero Mara, de momento, ya tiene algo en lo que pensar durante el verano.

En la falla Santa María Micaela hay que ser un «micaelo» o una «micaela». Nadie se está quieto, la falla es una forma de vivir y Mara responde a ese perfil. «Mis abuelos están desde el inicio de la comisión. Antes eran de Pérez Galdós-Calixto III. Los Bernabé somos muy micaelos. Llevamos toda la vida y creo que la mentalidad que tenemos los falleros en nuestra comisión es prácticamente única en la ciudad». Más aún: su madre es la secretaria de la falla, codo con codo con la presidenta, Concha López. Se le nota una especial querencia por la hija de la presidenta, Marta Marco, la última «super fallera» de esta comisión que alcanzó un puesto en la corte, no hace tanto tiempo dentro del gran grupo de amigos de la falla autodenominados «la mafia».

¿Qué hace una fallera en la comisión 300? «Estoy en la delegación de festejos y antes en infantiles. ¿Qué se hace¿? Todo. El escenario, el belén, las mesas de los viernes... acabas estando más tiempo en el casal que en casa». No fue fallera mayor infantil y para el cargo adulto «primero fueron amigas mías, ves lo bien que se lo pasan y cuando has estado siempre "detrás"...» llega el día de ponerse «delante». «Tenía que ser mi año. Además, tenemos muy buena relación con nuestra infantil, Daniela. Los conocemos de toda la vida y compartir con ella el reinado lo hizo aún mejor. Y compartir ser las dos preseleccionadas, aún más». Su familia paterna es de Alguazas, Vega Media del Segura, y se le conoce como «el de Alguazas». Otros en la familia se llaman «Troy», el perro que «es un fallero más». Mara estudió Magisterio en la Universidad Católica, aunque las circunstancias la han llevado de momento a otro derrotero: empezó a trabajar en la tienda de Natura de la Estación del Norte «y llevo allí cuatro años». La educación «es la vocación. Soy de las que piensa que hay muchas cosas que, en ese sentido, deben cambiar. Quisiera intentarlo y aportar todo lo aprendido». De momento, puede aportar una nueva fallera al palmarés de su comisión pero, sobre todo, y esto es muy micaelo, «que en la comisión se sientan orgullosos de mi».