Las Fallas de 2018 están a la vuelta de la esquina. Dentro de apenas unas horas llegan los ninots, los protagonistas materiales de la fiesta. Pero antes, la sociedad fallera tenía que cumplir con otra parte de su patrimonio: exaltar, hacer lucir y rendir honores a quienes deben asumir la responsabilidad (ya lo llevan haciendo varios meses) de darle voz, forma y vida a lo que no puede explicarse por sí mismo: la fiesta más increíble del mundo. Por eso, las embajadoras tuvieron su noche grande, encabezadas por Rocío Gil, la misma Rocío que, alboreando el Siglo XXI, ya transitó por el mismo pasillo que lo hizo poco después de las once de anoche. Es el particular apoteosis de una fórmula que se repite año tras año sin mover prácticamente un músculo de su aparato protocolario, pero que tampoco lo busca. La presentación de la fallera mayor es esto y así gusta.

Con sus elementos bien marcados. Primero, la llegada en los coches de época. La llegada de la corte, claro, porque el de Rocío, la mantenedora Ana Cuesta y Pere Fuset se «caló» y tuvieron que recorrer los metros hasta la puerta andando. El recibimiento de las autoridades, la subida y la tranquila espera de los acontecimienots grandes, con un acto que empezó con algo más de retraso de lo habitual.

A tenor de los aplausos escuchados, el acompañamiento musical fue un éxito. La Colla El Cudol se llevó una de las vaciones más atronadoras que se recuerdan y eso que la apuesta artística era arriesgada. Un concierto basado en la dolçaina a pleno pulmón podía pensarse que sería estridente. Nada más lejos de la realidad. La gente se lo pasó muy bien. Las músicas, todas de cine, entraron fácil porque eran muy conocidas. Los acordes se fueron solapando sin orden temátrico: ora un western, ora ciencia ficción, ora Rocky, ora Grease. Y el remate con «Encuentros en la Tercera Fase» (las fallas tienen su dosis de encuentros en la tercera o en la cuarta fase) propició una ovación tan larga, que el director obsequió con un bonus track de Juego de Tronos (la noche es de tronos tambien). Una interesante combinación del instrumento tradicional valenciano con acompañamientos de percusión y melodías universales que le dieron al acto un envoltorio que se hizo corto. Corto y al pie.

En la exaltación se pueden juzgar pocas cosas porque, como queda dicho, buena parte es el protocolo inmutable. Era más valioso contemplar las bambalinas. La antesala donde las trece falleras ven ir desfilando una tras otra a las compañeras de viaje. Los nervios, los abrazos, los hipos y, sobre todo, las caras de felicidad. Rocío iba de lado a lado, en los dos pasillos, el indumentarista Eduardo Puertes se tiraba literalmente al suelo para hacer un último retoque siempre necesario. No debe sorprender si se participa en ese juego y se sabe lo difícil que es llegar. Por eso, Silvia, Mireia, Lucía Serrano, Laura, Meritxell, Noelia, Marta, Estefanía, Marta, Maria, Lucía Villalba, Alicia Y Rocío vivieron esos minutos como uno de los grandes acontecimientos de sus vidas. Que lo era.

Y quedaba el remate, que no fue cualquier cosa: el discurso de la mantenedora. Ana Cuesta se comió literalmente el escenario, la platea, el anfiteatro y todo lo que se le puso por delante con un discurso vibrante, fácil, en el que hizo un alegato a la importancia de la mujer en la fiesta. Recordó a aquellas que lo fomentan desde la pirotecnia, los talleres falleros, el periodismo, la música o desde las presidencias. Las puso en valor en tiempos de debate, pero también, lógicamente, a las trece falleras. porque «Valencia se identifica con mujeres como vosotras», recordando las virtudes laborales y académicas de cada una de ellas. Y a Rocío le recordó que la sociedad fallera la espera «con los cinco sentidos, pero sobre todo con la voz. La fallera mayor tiene mucho que decir y tu lo haces con esa rotundidad».

Y recordó las capacidades de una fiesta con «fuerza, magia, pasión, transgresión...» una locura de sentimientos «del que vosotras soy un fiel reflejo».

La vida ha cumplido un episodio importante. Hoy viene otro a escala de lo más pequeño: es el turno de Daniela Gómez y la corte infantil. Será ofrecido por LevanteTV desde las cinco de la tarde, una hora antes de su inicio.

Retransmisión íntegra de la exaltación