Pepín Damián i Polo, el histórico «coeter major» de Paterna y hoy «coeter major» emérito, recibirá en estas fiestas el homenaje que se merece por mantener viva la Cordà y mejorarla año tras año. Será uno de los actos más emotivos de estas fiestas.
Pepín decidió, tras las pasada Cordà de 2014, que era el momento de dejar paso por su avanzada edad. Su mandato acababa en 2016 y nadie discutía al «maestro» de la pólvora y el manejo de los cohetes. Pero dijo que ya no podía más y presentó su dimisión, relevándole el nuevo «coeter major» Toni Monrabal, «el Cotito».
Los tiradores y vecinos le rendirán tributo el próximo jueves, 27 de agosto, en plenas fiestas. Será a las diez y media de la noche con una cena de sobaquillo en el carrer Major donde ha vivido incontables «cordaes».
Tras la cena, según explica «el Cotito» se proyectará un documental sobre su vida y trayectoria, al que seguirá un breve discurso. Y luego llegará el homenaje con una «ofrena de foc» como se hace a un tirador, envolviéndolo en fuego. Tras pedirle permiso como la máxima autoridad en materia de fuego, «envolveré a Pepín entre las chispas de un ´coetò´ de ´cordà´ como si lo estuviéramos bautizando», explica el «coeter major». Luego se esperará a que explote y finalmente un grupo de tiradores rodeará a ambos con cohetes de pasacalle de lujo tirados con tenazas. Por último, se descubrirá una placa de homenaje en la puerta del casino de los cazadores, situada en la calle Mayor y testigo de años y años de «cordaes», desde que los cohetes eran de caña.
Como recuerda Toni Monrabal en el libro de fiestas de este año, si por algo pasará a la historia no ya de Paterna sino del mundo festivo de la Comunitat Valenciana es por «mantener viva la Cordà» en unos momentos difíciles en los que fue desapareciendo en muchos pueblos e incluso en Paterna ,cuando a algunos les asaltaron las dudas por su elevado coste y los problemas que generaba.
No fue el inventor de la Cordà, como muy bien dice «el Cotito», pero sí que consolidó la forma de organizarla hasta la actualidad, introduciendo novedades como las patas de los cajones, o las bengalas verde y roja que marcan el principio y el final, además de incrementar el número de cohetes con la máxima seguridad.
Como siempre recordaba cada vez que le entrevistaban, Pepín Damián definía la Cordà como «el arte, el fuego y la pasión, la pasión de un pueblo y de unas gentes que quieren seguir manteniendo la mecha viva para las generaciones futuras». La pasión inculcada por Pepín seguirá viva durante generaciones. De ahí que el homenaje sea más que merecido.
