Alaquàs ya tiene sus fiestas a la vuelta de la esquina y, de la misma forma, la preparación del «Cant de la Carxofa» también ha arrancado. Alrededor de 30 niños y niñas son los que este verano han estado ensayando para presentarse a ser el ángel que interpretará los próximos 8 y 9 de septiembre, el tradicional motete al Cristo y a la Virgen.
Paco Pons, presidente dels Amics del Cant de la Carxofa, contaba ayer que este año la participación es «muy alta, más que otros años. En Alaquàs, es cierto que las familias dan empuje y ganas a los pequeños, son los que les ilusionan, y más si se da el caso en el que los padres o madre son músicos». Ilusión es la palabra que define cómo se sienten los pequeños aspirantes a ser los protagonistas de la noche, y es, para Rut García, profesora de canto, la característica necesaria para ser solista de la tradicional melodía. «Lo más importante es la ilusión por participar y la vocación de formar parte de la fiesta. En cuestiones vocales técnicas, ellos tienen cualidades suficientes para cantar este canto, todos tienen una voz blanca y llegan a las notas más agudas, hay muy buen nivel», afirmaba ayer la maestra.
Para Marta, de 11 años, es el segundo que aspira a cantar en la gran noche y quiere ser la solista del «Cant de la Carxofa» porque según apunta, «siempre he querido que me vean en lo más alto y ser la que más destaca». Ana, alumna de 5º de primaria afirma que la razón por la que participa en esta actividad es «porque me gusta mucho cantar, me gustaría dedicarme a esto».
Hoy es la preselección técnica, de la que saldrán seleccionados seis niños o niñas, tres para cantar al Crist y tres para cantar a la Virgen. No será hasta el día 30 de agosto cuando el pueblo votará a sus aspirantes favoritos entre los preseleccionados para interpretar el motete en un acto muy especial.
Asociaciones del pueblo e instituciones como la Universitat de València, se han unido para pedir que esta fiesta, declarada de interés turístico provincial, se convierta en un Bien de Interés cultural inmaterial, porque según apunta Pons, «hemos conseguido una línea de trabajo muy buena con el pueblo y la Conselleria de Cultura nos tiene que reconocer que ese proceso hay que preservarlo. Lo importante de un bien inmaterial es que se preserve para que no se pierda».
