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Patrimonio

Rocafort abre el refugio 80 años después

Rocafort abre el cobijo utilizado durante la guerra civil para protegerse de los bombardeos - Consta de dos largas galerías con salidas independientes y una capacidad para 300 personas - El ayuntamiento quiere conservarlo y que sea visitable

Rocafort abre el refugio 80 años después

La expectación era máxima. Hacía casi ochenta años que sus entradas fueron sellada, y desde entonces y nadie había vuelto a entrar. La primera sensación fue un golpe de calor mezclado con un fuerte olor a humedad. La excavadora vació de escombros el acceso y por fin se pudo bajar al refugio de la Guerra Civil construido bajo la Llotgeta.

El hallazgo se ha producido durante las obras de restauración de la Plaça Major tras el temporal de diciembre, que tumbó dos grandes pinos que causaron daños en el muro de la explanada de la iglesia de Sant Sebastià. Eran muchos los que conocían la existencia del refugio y se han aprovechado los trabajos para abrirlo.

Este diario accedió ayer al cobijo. El pronunciado descenso da paso a dos largos pasillos independientes y que ya no vuelven a comunicarse. El objetivo es que en caso de tapiarse la entrada o salida por una bomba, tener una alternativa de escape. Las paredes presentan un buen estado aunque en el techo, de poca altura en algunos puntos, asoman raices de los árboles que flanquean la iglesia. Cada una de las cavidades cuenta con un pequeño recoveco que servía de respiradero y asegurar el oxígeno. La humedad es alta, sobre todo en el suelo.

Conforme se avanza se hallan restos como latas de conserva, cubos, algún orinal, una bota de cuero o una pintada con las iniciales FAI, que apuntan a la Federación Anarquista Ibérica, colectivo nacido en Valencia en 1927. «Hemos encontrado restos muy interesantes que ahora deberemos analizar y cotejar con material de la época para determinar si pertenece al periodo de la guerra civil o es posterior al conflicto, antes de que se cerrara definitivamente», explica Juan Salazar, arqueólogo encargado de los trabajos.

En este sentido, el cronista de Rocafort Juan Pérez apunta que el refugio fue construido por un picapedrero de Massarrojos en 1938 y que hay documentos sobre la petición a la empresa eléctrica para pedir el suministro. De hecho, en el interior del refugio se conservan cables y piquetas para el tendido eléctrico.

Según Juan Pérez, la entrada al resguardo antiaéreo fue tapiada en 1940 y no fue hasta bastante tiempo después, coincidiendo con unas obras en la zona, cuando se derribo la entrada y la bóveda y sus escombros se usaron para sellar el acceso. Lo mismo sucedió con las salidas de cada uno de los pasillos, con una capacidad total para unas 300 personas.

El cronista de Rocafort sostiene que el pueblo nunca fue bombardeado pese a que durante la guerra había objetivos gubernamentales como el alto mando o las embajadas de Estados Unido o la Unión Soviética. Cabe recordar que el poeta Antonio Machado huyó del conflicto bélico y se refugio en Villa Amparo, una antigua residencia burguesa de la época. Así, el municipio tuvo otros dos refugios, uno en una cueva natural y otro en la Plaza de España, nunca explorado.

El alcalde Víctor Jiménez se mostraba emocionado por la apetura y no dudó en bajar y recorrer las dos galerías. El munícipe avanzó que la idea del consistorio es realizar una actuación para «conservar el refugio y que pueda ser visitado».

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