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Historia

Encuentran los restos de la torre de Moncada, «una de les millors de l'Horta» según Jaume I

Las obras de rehabilitación de una vivienda situada en la antigua Casa de la Batlia sacan a la luz de forma fortuita restos del edificio defensivo de la alquería musulmana - El Llibre dels Fets relata cómo el Conqueridor asedió el edificio durante 5 días y lo destruyó en dos

Patio de la vivienda, en el que se observa el trazado de los muros de la torre de Moncada. levante-emv

Las obras de rehabilitación de una vivienda que hasta el siglo XIX era parte de la antigua Casa del Batlle de Moncada han sacado a la luz los posibles restos de la torre islámica de esta población, una construcción defensiva que Jaume I describía en el Llibre dels Fets como «de les mellors torres de tota l'Horta». Los restos localizados en el patio de la casa hace dos semanas corresponden a la base de la torre pero el hallazgo ha permitido conocer que parte de la pared de la vivienda particular es un antiguo muro del edificio medieval. El descubrimiento fortuito permite situar el edificio principal de la alquería musulmana de Moncada que «el Conqueridor» conquistó tras cinco días de asedio y que después tardó dos días en destruir.

En el libro en el que relata la conquista de València, Jaume I hace una descripción del asedio de esta torre en 1234. Según el Conqueridor, entre el edificio y su albacara (el recinto amurallado anexo a una fortaleza que se construía antiguamente para guardar el ganado) se apiñaban 1.147 personas que tuvieron que rendirse tras cinco días de lanzamiento de proyectiles por parte de las tropas feudales. Según resume el monarca, «en la albacara de la torre se hallaban apiñadas tanta multitud de mujeres, niños, vacas y otras reses, que las piedras que tiraba el fundíbulo mataban aquel bestiario; y era tan grande la peste que daba aquella muerte de las bestias que, cuando llegó el quinto día, se rindieron por cautivos y entregaron la torre».

Según el Llibre dels Fets, el asedio supuso también la desaparición de la torre, aunque el hallazgo de los restos apunta a que no fue un derribo completo y que alguno de los muros pudo aprovecharse para la construcción de la Casa del Batlle por parte de los conquistadores cristianos. Según explicaba ayer Víctor Algarra, arqueólogo contratado por los propietarios de la vivienda, esta pared llegaría hasta la primera altura, aunque aún no se ha podido intervenir en este piso. Aún así, Algarra apunta la posibilidad de que, a diferencia de lo que ocurre en la parte del muro de la planta baja, la que se encuentra en el primer piso mantenga la estructura del lienzo original de la torre.

Ayer, tanto Algarra, como el arqueólogo municipal Josep Burriel, así como la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat destacaron que aún quedan por realizar nuevos estudios para confirmar que los restos hallados son «al cien por cien» los de la torre islámica de Moncada, pero también estás tres partes apuntan que todos los elementos que han salido por ahora a la luz apuntan a esta posibilidad.

Por ejemplo, tal como explicaban ayer Algarra y Burriel, la casa en la que se han encontrado los restos formaba parte hasta el siglo XIX de la Casa del Batlle de Moncada, construida probablemente por la Orden de Montesa, que a su vez heredó el señorío de los templarios. Lo lógico, subrayaban ayer ambos arqueólogos, es que el «edificio del gobierno y defensa» de la localidad se levantase sobre el antiguo edificio defensivo de la alquería, mientras que la población cristiana que sustituyó a la musulmana tras la conquista se instalase a su alrededor. En este sentido, las investigaciones arqueológicas realizadas desde finales del siglo XX han revelado que el cementerio de la alquería se encontraba en las actuales calle Barreres y San Roque y que las casas musulmanas estaban alrededor de la plaza Madre Francisca, o Ravalet, muy cerca del 74 de la calle Major donde se ha localizado ahora los posibles restos del muro.

Y otra de las pistas que apunta a que nos encontramos ante la torre (construida entre los siglos XI y XIII) es el tamaño y diseño de los muros que han salido a la luz. Según señala Víctor Segarra, están compuestos por dos partes unidas que suman una anchura de 2,77 metros y tienen forma de talud, tal como también lo tienen otras torres islámicas valencianas. Las primeras catas también han permitido averiguar que el edificio cuadrangular tendría un perímetro de doce metros de ancho por doce de largo. «La altura, de momento, no me atrevo a decirla», explica el arqueólogo.

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