La explanada de la Estación del Norte de València fue el escenario elegido ayer por una decena de alcaldes y ediles de los municipios que atraviesa la línea C-3 de Renfe para volver a protestar por el servicio deficiente que presta y la casi nula inversión prevista por el Gobierno central en los presupuestos de 2017, que se sitúa en 12.700 euros. Ayudados de un trenecito que era una réplica de los que se utilizaban a finales del siglo XIX, los mandatarios de Aldaia, Alaquàs, Xirivella, Siete Aguas, Chiva, Requena, Riba-roja, Cheste y Camporrobles criticaron que desde su fundación, en 1883, el servicio prácticamente no ha mejorado para sus vecinos y vecinas.

A la protesta se sumaron también el director general de Transporte, Carlos Domingo, y el subsecretario de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, Francesc Signes, además de la Plataforma por el Transporte Público de l'Horta Sud (que agrupa a las asociaciones de vecinos de la zona) y trabajadores de ADIF pertenecientes al sindicato CGT.

«Burla», «indecencia», «insulto» o «castigo» fueron algunas de las palabras que utilizaron para definir el trato que el Gobierno de Madrid tiene con esta línea y la partida presupuestaria que le ha destinado, cuando todavía quedan numerosas obras de modernización pendientes, algunas de ellas comprometidas por Fomento con los alcaldes en una reunión celebrada hace un año en Madrid.

El alcalde de Xirivella, Michel Montaner, como portavoz del resto de sus compañeros, reclamó de Madrid «inversiones reales» para realizar una «verdadera modernización» de la línea y del transporte metropolitano, en general, al que Rajoy ha destinado 0 euros. «Estamos a la cola de las inversiones de toda España, esto es una indecencia» dijo Montaner para advertir después que irán a manifestarse «al Paseo de la Castellana, 66 (la sede del Ministerio de Fomento)» en su próxima acción. El alcalde criticó que «tramos en los que el tren va a 20 por hora, puntos con traviesas de madera, zonas de peligro, falta de estaciones, una gran parte sin electrificar» y otras deficiencias «no son aceptables en el siglo XXI, por lo que reclamó un transporte «eficiente, sostenible y económico, que es justo lo contrario de lo que tenemos hoy».

Por su parte, Francesc Signes pidió a Rajoy y al Gobierno del PP que «deje de odiar a los valencianos» y calificó de «vergüenza» la inversión de 12.700 euros. El subsecretario autonómico insistió en que en el Ministerio de Fomento tienen claras las inversiones en infraestructuras necesarias en la Comunitat Valenciana porque el presidente Ximo Puig se las trasladó hace meses, aunque no hayan sido recogidas en las cuentas. Finalmente, Signes indicó que intentarán de conseguir al menos las inversiones más prioritarias a través de las enmiendas de los grupos en el Congreso de los Diputados a los presupuestos.

Finalmente, Carlos Domingo cifró en 3.000 millones la cifra que Fomento ha de invertir en las diferentes líneas de cercanías y criticó que Fomento tampoco acepte transferirlas al Consell. El director general matizó que, no solo la C-3 apenas ha mejorado desde 1883 sino que además ha empeorado en la última década, ya que estuvo casi 10 años interrumpida por la construcción del AVE y ahora el trazado, al haberse tenido que modificar porque la línea no está electrificada, tiene un tiempo de trayecto que ha aumentado en 30 minutos.