Fue el 12 de septiembre de 2016, tras unas negociaciones que se remontaban a antes de verano, cuando el alcalde de Paterna Juan Antonio Sagredo y el portavoz de Compromís, Juanma Ramón, presentaron el nuevo acuerdo de gobierno entre socialistas y valencianistas para gestionar el ayuntamiento hasta 2019, aun quedándose a un concejal de la mayoría absoluta (el bipartito sumará 12 regidores frente a los 13 de PP, C's, Sí Puede y EUPV). La marca blanca de Podemos, con dos concejales, se uniría después como miembro de la Junta de Gobierno pero sin que sus regidores gestionaran ninguna de las áreas municipales.

El «Acord del Batà» subrayaba como prioridades «la creación de empleo, la protección de las personas, la participación ciudadana y el fomento de las tradiciones, la cultura y el fuego». En cambio, en el acuerdo no se nombraba ni una sola vez a Puerto Mediterráneo, proyecto impulsado por el anterior gobierno del PP y que se constituyó en 2015 el principal escollo para que socialistas y Compromís no alcanzaran un acuerdo de gobierno tras las elecciones municipales.

Al presentar el pacto de gobierno, fue Sagredo, y sin que nadie se lo preguntara, el primero en adelantar cuál iba a ser la postura del nuevo bipartito: Es la Generalitat la que tiene la última palabra y «cuando tome la decisión la Generalitat, tomaremos las decisiones que haya que tomar». «No queríamos que la urgencia de un gobierno estable tuviera que esperar por los delirios de un promotor británico», añadió a continuación Ramón.

Eso no impidió que en los meses siguientes Ramón y Sagredo siguiesen defendiendo, el primero el rechazo de Compromís al centro de ocio, y el segundo el apoyo de los socialistas. Una cuestión, la de Puerto Mediterráneo, que todavía no parece haberse cerrado habida cuenta de que la promotora sigue trabajando en un nuevo proyecto con el fin de salvar los impedimentos marcados por el Consell.