Causa-efecto, encaje de piezas, una cosa lleva a la otra, pacto secreto o simplemente casualidad. Llámenlo como quieran. Pero el mismo día que la Junta de Gobierno de Paterna, formada por PSPV, Compromís y Paterna Sí Puede, aprobaba por unanimidad los presupuestos 2018 para llevarlos a pleno el próximo lunes, el asesor de Compromís Rubén Fernández, destituido por el alcalde Juan Antonio Sagredo el 31 de julio en plena crisis de l’Acord del Batà, recuperaba su puesto de trabajo municipal, tres meses después de aquella «desconexión involuntaria», como el propio protagonista anunciaba ayer.

Ni socialistas ni valencianistas quisieron entrar a valorar públicamente la restitución del periodista, pero sí explicaron que el martes, después de que los tres grupos municipales que forman la junta de gobierno dieran luz verde a los presupuestos 2018 de forma unánime, el alcalde Sagredo firmaba inmediatamente el decreto por el que se reincorporaba al asesor de Compromís. «Al final, hemos quedado todos contentos», revelaba a este diario una de las partes implicadas.

Con este aparente final feliz, concluye una película que comenzó el 28 de julio. Los socialistas se marcaron el objetivo de aprobar el primer presupuesto de España para 2018, pero tanto Compromís, su socio en l’Acord del Batà desde septiembre de 2016, como Paterna Sí Puede, compañero de viaje posterior, votaron en contra de las cuentas en la junta de gobierno, aunque los socialistas se impusieron 4 a 3. En realidad se trataba de sacar adelante un borrador de las cuentas para llevarlo a las comisiones, que los grupos presenten alegaciones y finalmente elevarlo al pleno extraordinario para su aprobación.

El rechazo de Compromís y PaSip al presupuesto, basado en pedir más tiempo poder estudiarlo mejor y porque cuenta con un informe de Intervención alertando de que el expediente está incompleto, encolerizó a Sagredo y los suyos. Tal era el cabreo de los socialistas, que en el comunicado que remitió a los medios explicando lo sucedido en la junta de gobierno, advertían que elevarían a la Asamblea local la vigencia o no de l’Acord del Batán, al apreciar «serias dudas acerca de si compartimos los mismos objetivos», en referencia a sus socios.

«Cese previsto» vs «mentira»

Tres días después de ese episodio, el alcalde agrandaba la herida abierta al destituir al asesor de Compromís, en el grupo municipal desde el inicio de la legislatura, en base a un «informe emitido por el jefe de Personal» y a que su cese «estaba previsto dentro del acuerdo del Batà». El teniente de alcalde Juanma Ramón y su equipo aseguraron que esa previsión era «mentira» y calificaron la ejecución como un «abuso intolerable», instando a Sagredo a restituir al periodista «o daremos por sentado que el alcalde ha incumplido y ha roto el pacto». La llegada de las fiestas patronales, tras varias cumbres entre las tres formaciones, algunas televisadas, enfrió el calentón, pero también las relaciones entre los líderes, que lincluso dejaron de hablarse.

Con el nuevo curso, la asamblea socialista apoyó las tesis de Sagredo: seguir con el pacto, condicionado a que se aprueben las cuentas antes de final de año.

Con el presupuesto estudiado por los grupos y las juntas de barrio, Compromís y PaSip lo han respaldado, y el asesor ha recuperado su puesto. El lunes se votará en un pleno extraordinario, donde l’Acord del Batà tienen mayoría sobre la oposición que forman PP, Ciudadanos y EU.