La «replegà», la misa y la procesión cerraron ayer en Aldaia los festejos en honor a sant Vicent Ferrer que ha protagonizado un grupo de 22 niños y niñas. El colectivo, con sus respectivas familias, ha recuperado una tradicional fiesta después de un ejercicio, el de 2017, en el que los festeros del año anterior tuvieron que repetir porque no se formó un grupo lo suficiente numeroso para sacar adelante la clavaría.
De este modo, ahora, además de los niños y niñas que tomaron la comunión el año pasado -que son los que tradicionalmente- se sumaron otros cuatro que quedaron pendientes del anterior. El clavario mayor era el niño Vicente Moreno Vizuete. Y todos juntos han tenido meses de convivencia y preparativos de los actos que se han desarrollado a lo largo de todo el fin de semana.
El programa comenzó el pasado viernes con la «Nit d'Albaes» a cargo del grupo de Esperanza Ballesteros Enguix. El recorrido pasó por las casas de las dos niñas que se han bautizado con motivo de la fiesta, Elsa y Martina, así como por el ayuntamiento, la ermita de la Saleta y la Anunciación.
Este último templo acogió, al día siguiente, la representación de «Lo Chenit del Mal», un 'miracle' del santo valenciano que se seleccionó por la gran cantidad de personajes que tiene, dado el numeroso grupo de clavarios. Tras el teatro hubo merienda popular a base de chocolate en la plaza y esa noche se realizó la «passejà» de la imagen del santo, en un recorrido con salida y llegada a la ermita, que tuvo que acortarse por la lluvia que cayó.
El domingo se celebró el bautizo y ayer culminó el programa con los actos más importantes. una jornada en la que las niñas lucieron vestidos elaborados por el diseñador de Aldaia Carlos Haro y los niños llevaron trajes del sastre Jesús Murcia, también con vínculos en la población.
