El Levante UD de Rubi no engaña a nadie. Le es indiferente el rival, el estadio o la competición. El equipo granota es valiente, agresivo y siempre trata de jugar en campo contrario. Pero hay un problema. Uno grave. Sus recursos futbolísticos son muy limitados. Falta contundencia en la defensa, talento en el centro del campo, desborde en las bandas e instinto goleador en el área. Falta calidad. Mucha. Por eso, aunque el Levante UD quiere, no puede.

Lo volvió a demostrar ayer con otra derrota, la novena en lo que va de temporada, en San Mamés. No se intuyó falta de actitud de los jugadores, ni errores tácticos del entrenador. Sin embargo, San José y Williams dejaron en evidencia la mala planificación deportiva de este año, que ha enviado al equipo a la última plaza de la clasificación, con sólo 11 puntos en 16 partidos.

Y eso que por intentarlo no fue. Rubi cumplió con su palabra y aplicó una mini-revolución en el once titular. Rubén, Morales y Deyverson se quedaron en el banquillo y en su lugar entraron Mariño, Xumetra y, sorprendentemente, Ghilas, muy cuestionado en la grada de Orriols. Precisamente, el delantero argelino disfrutó de la mejor ocasión para los granotas en todo el partido. Fue en el tercer minuto, cuando Laporte pifió un despeje, en apariencia sencillo, y dejó a Ghilas, solo, en un mano a mano ante Iraizoz. La lentitud del levantinista para controlar el balón, cambiárselo de pie y disparar, dio tiempo a la defensa bilbaína a impedir el gol. Fue un calco de la jugada que también marró ante el Espanyol en Copa. Una nueva prueba de que Ghilas no está fino.

A partir de ahí, el Athletic se adueñó del encuentro. Primero respondió con más voluntad que juego. A arreones, el equipo de Valverde dio un paso al frente y comenzó a buscar a Aduriz. Hasta el descanso, los azulgrana plantaron una buena batalla en la medular, donde Simao y Camarasa se enfundaron el mono de trabajo. Por contra, en ataque, ni Rubén García, que sólo ofreció un par de chispazos, ni Lerma, Xumetra o Ghilas, aportaron gran cosa. Sólo perdieron balones inocentes.

Los «leones» pisaron el área en un par de jugadas, pero no generaron verdadero peligro, sobre todo por la solidez que Navarro y Feddal mantuvieron en los primeros 45 minutos.

Acorralados en el área

En la segunda mitad, el Levante UD se hundió por completo. No bajó los brazos, porque siguió peleando, pero se desvaneció. Todo lo contrario que el Athletic, que se volcó en ataque y acorraló en su área al equipo de Rubi. El primer gol era cuestión de tiempo. En un saque de esquina, San José se zafó del marcaje de Simao Mate, se desmarcó con una carrera hacia el primer palo y conectó un testarazo hacia el segundo que dejó clavado a Mariño, incapaz de reaccionar. La diana rojiblanca fue un mazazo para el Levante UD, un golpe directo al mentón del que ya no pudo recuperarse.

Mariño, a buen nivel, evitó poco después el segundo. Sacó sobre la línea otro cabezazo, en este caso de Aduriz, quien reclamó que el balón había entrado en la portería. Fueron los peores minutos de los levantinistas, que tuvieron suerte, puesto que los vizcaínos fallaron mucho. También colaboró el colegiado, que no vio una mano de Navarro dentro del área a tiro de San José.

Aduriz, a falta de quince minutos, le ganó la partida a Feddal y perdonó ante Mariño al cruzar demasiado el esférico. En San Mamés se respiraba cierta inquietud, puesto que el Levante UD estaba entregado y los de Valverde no sentenciaban. Aún así, futbolísticamente, la diferencia entre los dos conjuntos era insalvable. Los azulgrana no crearon ninguna ocasión clara, excepto un disparo de Morales que se fue por encima del larguero. Deyverson, que entró para acompañar a Ghilas en la punta, pasó totalmente desapercibido.

La incertidumbre se mantuvo hasta que Aduriz se inventó una asistencia magistral a Williams, que resolvió con mucha lucidez para instaurar el 2-0 definitivo. Un nuevo revés que complica, un poco más, la remontada granota y que convierte en una «final» el partido ante el Málaga en el Ciutat de València el día 30 de diciembre. Feddal y Toño serán baja por acumulación de amarillas.