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Ocio nocturno

Al puerto de Dénia le va la marcha

La empresa Marina El Portet inicia en el Moll de la Pansa las obras de su tercer edificio comercial, que debe estar acabado el próximo mes de marzo - Lo ha diseñado el estudio de arquitectura Fenwick Iribarren

El puerto de Dénia le ha cogido el gusto a trasnochar. Este verano, con la puesta en marcha del nuevo edificio de ocio de Marina El Portet (tiene forma de barco y lo diseñó el arquitecto José Luis Soler Valero de Palma), que cuenta con un restaurante, una discoteca y una terraza chill out, ya se vislumbraba que el puerto dianense, acostumbrado a mudar de piel cada tanto (fue en el XIX epicentro del comercio de la pasa, todavía mantiene una importante flota pesquera y es el referente del transporte de pasajeros con las Baleares), se lanzaba de cabeza al negocio del ocio nocturno.

Ahora Marina El Portet, empresa que pertenece al grupo madrileño Licuas, redobla su apuesta. Los amarres para embarcaciones de recreo (cuenta con unos 500) hacen buenas migas con la hostelería y la marcha. La concesionaria de este tramo del Moll de la Pansa ha empezado a construir su tercer edificio de locales comerciales. La estructura ya cobra forma. El edificio lo ha diseñado la firma de arquitectura Fenwick Iribarren Architects. Al igual que la primera construcción de esta marina, donde están las oficinas y el primer pub chill out que abrió en el puerto, este tercer edificio tendrá sólo planta baja. Sin embargo, una estructura a modo de toldos le imprime singularidad arquitectónica. Este bloque agota ya la posibilidad de construir en el Moll de la Pansa. Los edificios de la marina lindan con la estación marítima Baleària Port, que también acoge locales de hostelería y de eventos y que, por sus dimensiones y poderosas líneas, destaca en esta pasarela de arquitectura funcional y de vanguardia en que se ha convertido esta escollera del puerto dianense.

El nuevo edificio de Marina El Portet estará acabado el próximo mes de marzo. La dársena todavía ganará más fuerza el próximo verano como foco de ocio nocturno. Y hay problemas por resolver. El acceso y la falta de aparcamientos son asignaturas pendientes. A principios de agosto, el ayuntamiento tuvo que suspender un festival de rock previsto en la explanada de Baleària Port dado que consideraba que la zona ya estaba bastante colapsada con las discotecas, terrazas chill out y la sala de fiestas Saladino, que en verano se monta en la playa que se ha formado en la cara de la escollera que da a mar abierto.

Así, en su enésima transformación, este puerto afianza su vocación turística y se viste de parranda.

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