Tras muchos meses en el paro, tantos que ya había agotado la prestación por el desempleo y el subsidio, un valenciano, cuya identidad mantendremos en el anonimato por obvias razones de seguridad laboral, logró un puesto de trabajo que no pudo rechazar por sus necesidades vitales. De otro modo... La oferta consistía, en líneas generales, en una jornada de once horas diarias por un sueldo de 600 euros al mes. A los pocos días, además, le «propusieron» que fuera a trabajar el sábado, a razón de poco más de cuatro euros por hora extra. ¿Es este el futuro laboral que espera a los valencianos? Los sindicatos son pesimistas y la patronal CEV, aunque pueda parecer sorprendente, exige poner fin a prácticas empresariales, como la citada, que considera más propias de un sistema esclavista.

Los representantes de los trabajadores no tienen datos concretos, pero sí percepciones y tanto UGT como CC OO coinciden en que los casos de salarios de 600, 700 u 800 euros se están extendiendo mucho más de lo que parece. Tan es así que el responsable de Acción Sindical de CC OO-PV, Jaume Mayor, asegura que el mileurista, no ha mucho «considerado el emblema de los bajos salarios, es hoy día casi un lujo o cuanto menos un objetivo para mucha gente». Su homólogo en UGT-PV, Gonzalo Pino, dispara directamente contra los empresarios: «Se aprovechan de la gente sin paro ni subsidio. Son 230.000 en la Comunitat Valenciana y caen en redes mafiosas de la economía sumergida o de la economía legal que les explota, sobre todo en el comercio, la restauración y el campo».

No menos atrás se queda Mayor, quien, además de acusar a los empresarios de «infrapagar a muchos trabajadores porque son sabedores de que viven atemorizados por la posibilidad del desempleo y son conscientes de que pueden encontrar un sustituto sin problemas dada la alta tasa de paro», culpa de la creciente precariedad a la reforma laboral del PP de 2012, que «extendió el trabajo a tiempo parcial y abrió la puerta a suprimir todos los controles, en especial sobre las horas complementarias, de tal manera que se puede contratar por cuatro y trabajar efectivamente por doce». «No les queda otra que tragar, porque si denuncian se van a la calle, sobre todo en las pymes», añade.

El presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, considera que casos como el citado de los 600 euros —que «debe estar por fuerza fuera de convenio o trabajando en negro»— «rompe los esquemas», hasta el punto de que afirma que la patronal se va a mostrar activa en la denuncia de estas prácticas próximas «a la esclavitud para erradicarlas», principalmente porque «no son empresarios, sino defraudadores, y además competidores desleales respecto de otras empresas de su sector». Dicho esto, Navarro asegura, no obstante, que la precariedad tan denostada por los sindicatos no tiene visos de remitir en el futuro: «Se ha acabado lo de jubilarse en la empresa en la que uno ha estado toda la vida. El mundo se ha vuelto muy complejo y las empresas necesitan flexibilidad para adaptarse al mercado». En su opinión, por tanto, se generalizará el trabajo a tiempo parcial, entre otros motivos porque «hay gente a la que le interesa trabajar solo cuatro horas con un salario acorde a ese tiempo».

¿Una situación transitoria?

Lorenzo Serrano, profesor de Análisis Económico de la Universitat de València y experto en cuestiones laborales del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), cree, por contra, que la citada precariedad laboral será transitoria. Más allá de lo que dicen las estadísticas, los salarios en España están viviendo unos años de franco descenso —que Salvador Navarro sitúa entre un 4 % y un 10 %—, debido a la necesidad de la economía de recuperar competitividad, mejorar las exportaciones y corregir los desequilibrios. En su opinión, conforme se vaya superando la crisis, «los salarios se normalizarán, aunque siempre habrá diferencias y salarios bajos». Serrano se muestra convencido de que «este no es el futuro empleo que espera a todo el mundo». Claro que la contracción o congelación salarial y los sueldos precarios tienen un efecto muy contraproducente, como admite este experto, sobre la renta de los ciudadanos, que cada vez es inferior. A este respecto, el responsable de acción sindical de UGT añade que una batalla fundamental de este sindicato de cara a la creación neta de empleo que augura el Gobierno es la recuperación de los salarios «con aumentos por encima del IPC», porque esa es la única fórmula para lograr que se dinamice la demanda y, en consecuencia, sea más fácil salir de la crisis. Jaume Mayor, desde CC OO, cree, sin embargo, que la reforma laboral «tenía entre sus objetivos devaluar las condiciones de trabajo porque no se puede devaluar la moneda para competir. Así que, mientras se mantengan las políticas económicas del PP, la precariedad seguirá ahí» en todos los frentes.

Las empresas de trabajo temporal, por su parte, no perciben que haya habido demasiados cambios en materia salarial en los últimos años. Así, Francisco Martínez, responsable de Adecco en la Comunitat Valenciana, aunque admite que «piratas siempre los ha habido», en relación con los empresarios que «se aprovechan» de las circunstancias de muchos trabajadores, apunta que las llamadas ETT «solo trabajamos con empresas que se rigen por convenio colectivo», y añade que «las retribuciones han subido ligeramente en los últimos años».

Recortes salariales

Al margen de los nuevos salarios precarios, el común de los trabajadores ha visto cómo sus sueldos bajaban o se congelaban durante la crisis. Las estadísticas, tan sufridas, dicen cosas contradictorias con la realidad. Así, el Instituto Nacional de Estadística (INE) viene a determinar que en 2012 los sueldos en la Comunitat Valenciana crecieron un 0,8 %, hasta una media de 1.494 euros, una dinámica que se repitió en los anteriores ejercicios de la crisis, en especial 2009 y 2011, cuando se registraron alzas, respectivamente, del 3,4 % y el 1,5 %. No obstante, no conviene perder de vista el razonamiento de Jaume Mayor, de Comisiones Obreras. Y es que la reforma laboral de 2012 permitió el descuelgue del convenio colectivo y el 90 % de las muchas empresas que optaron por esa vía lo hicieron en materia salarial. En consecuencia, «la estadística de convenios se rige por lo pactado, que en el último año fue una subida de solo el 0,6 %, pero el dato no coincide con la realidad, precisamente por ese descuelgue».

El presidente de la CEV, por contra, apunta que el incremento medio en los convenios firmados es de un 0,69 %, muy similar al 0,6 % pactado por empresarios y sindicatos, si bien ese porcentaje baja al 0,35 % en los convenios de nueva negociación.