Una foto de la ambulancia que trasladaba a un herido en los toros de Petrés se convirtió ayer en el detonante de un intento de linchamiento a la fotoperiodista Provi Morillas que cubría ayer el acto para Levante-EMV y a dos amigos que le acompañaban en ese momento.

Unas doscientas personas acabaron rodeando su coche, moviéndolo, pateándolo y ocasionando daños al vehículo de diversa consideración, según el testimonio aportado a Levante-EMV tanto por los afectados y como por varios testigos. También recibió empujones, agresiones, insultos, amenazas de muerte y vejaciones. Incluso le quitaron la cámara, que luego recuperó, en unos hechos que acabaron con la intervención de una patrulla de la Guardia Civil y que ella piensa denunciar hoy mismo.

Sin embargo, Morillas no fue la única víctima. Una pareja de amigos que le había acompañado para conocer la fiesta de los «Bous al Carrer» acabó sufriendo la ira colectiva, hasta el punto de que el joven también fue agredido, al salir en su defensa. Ambos también recibieron insultos y se vieron con ella «acorralados» dentro del coche mientras una multitud les acosaba, golpeaba la carrocería, rompía espejos, les increpaba y no les dejaba avanzar con el vehículo.

Esto aún fue a más pues algunos abrían las puertas constantemente, intentando obligarles a salir. De hecho incluso agarraron del brazo a la fotógrafa, pero ella pudo subir la ventanilla a tiempo. Menos suerte tuvo su amigo. A él hasta le sacaron del coche a la fuerza para quitarle la cámara que él custodiaba mientras Morillas intentaba arrancar el coche e irse; de hecho, la fotoperiodista sólo logró recuperarla ya envuelta en lágrimas tras pedirlo por favor en repetidas ocasiones.

Inicio de la tensión

Todo empezó después de que Morillas hiciera una foto a la ambulancia que iba a trasladar a un herido por asta de toro al hospital, sobre las 19 horas. El vehículo ya estaba totalmente cerrado, se disponía a salir y, en ningún momento se veía al herido.

Aún así, una persona e integrantes de la comisión le pusieron la mano en el objetivo para impedir que hiciera la foto. Una de las representantes de la fiesta le reprochó «de malos modos» que hubiera hecho la fotografía, según coincidieron en relatar varios testigos a Levante-EMV.

La fotoperiodista respondió que era su trabajo y el enfrentamiento verbal subió de tono. Los reproches a Morillas empezaron a crecer casi de la misma forma que aumentaba la gente congregada allí, a la vista de que el toro se había suspendido hasta que regresara la ambulancia después de trasladar al herido al hospital de Sagunt. Y eso, a pesar de que ella ya iba directa a por su coche con tal de irse de la localidad, dado que tenía un amplio reportaje gráfico sobre la nueva tarde de toro cerril que incluía de todo, desde fotos de la charanga hasta de la comisión organizadora.

Aún así, una multitud acabó rodeando su vehículo de forma violenta y empezó a zarandearlo, patearlo e incluso deshincharle las cuatro ruedas, mientras seguían los insultos y amenazas. Esto le hizo llamar repetidas veces al 112, «temiendo ya por nuestra integridad física», decía. «He pasado mucho miedo, me he sentido humillada. El alcalde ha sido el único que me ha apoyado en cuanto ha visto la gravedad del asunto y se ha quedado acompañándome hasta que ha llegado la Guardia Civil media hora después. Desde aquí aprovecho para agradecérselo porque lo he pasado muy mal», aseguraba.

Vecinos de Petrés atribuyen parte de la ira colectiva a la creencia de que la fotoperiodista trabajaba para una entidad antitaurina y ello enervó más los ánimos de vecinos y aficionados de poblaciones colindantes, provocando una situación que luego lamentó el alcalde, Julio Sánchez, y que carecía de precedentes en todo el Camp de Morvedre. Hasta algunos incondicionales de la fiesta llamaron luego a esta redacción para repudiar lo ocurrido. «Yo soy taurino, pero cosas así no se pueden justificar. Van en contra de la fiesta», decía un aficionado que presenció los hechos.

Daños en el coche y ruedas deshinchadas

El coche de la fotoperiodista quedó con evidentes marcas de lo ocurrido. Abolladuras a raíz de las patadas, un retrovisor roto y las ruedas deshinchadas fueron algunos de los rastros que dejó la multitud mientras la fotoperiodista Provi Morillas y una pareja estaba en su interior con la única intención de ponerlo en marcha e irse del lugar. Ello fue imposible hasta mucho después, cuando llegó la Guardia Civil. Anteriormente, decenas de personas lo habían zarandeado hasta tal punto que lo habían hecho avanzar unos metros, sin que Morillas llegara a ponerlo en marcha, como explicaba la fotoperiodista de la comarca que aún no daba crédito a lo ocurrido. M. A. petrés