El centro de ocio de Gilet cuya gestión se concedió a una entidad de la que tres de sus constituyentes han sido detenidos en la supuesta rama de explotación laboral, apenas operó unos meses. Pese a su rimbombante nombre, se inauguró a finales de 2012 y operó con forma más bien de mercadillo, dejando además 25.000 ? impagados en la localidad: 12.000 ? al ayuntamiento y el resto a proveedores que le hicieron trabajos.

La gestión de ese proyecto en una parcela municipal y las obras necesarias para acondicionar ese solar se dejó en manos privadas después de que muchos puntos de su tramitación fueran cuestionados en sucesivos plenos por parte del PSPV y que, incluso en uno de ellos, el concejal popular Sergio Andrés admitiera públicamente que se habían hecho muchas cosas mal.

Antes de esto, los socialistas habían preguntado por numerosas gestiones que veían irregulares. Una de ellas es porqué se había desviado una subvención de 10.000 ? concedida por la diputación provincial para otra obra con tal de pagar el acondicionamiento del solar destinado al colegio para el mercado; una operación que reconoció el entonces alcalde en el pleno del 25 de octubre de 2012 y que el PSPV denunció ante la diputación en mayo de 2013 «sin luego llegar a obtener respuesta», decían desde el partido.

El PSPV también reprochó en los plenos que se hubiera llegado a dejar que una persona ajena al ayuntamiento usara un despacho municipal y hasta empezara a cobrar reservas de plaza a los vendedores de la zona que quisieran participar en ese «Parque de ocio», parecido más bien a un mercadillo. También pidieron explicaciones sobre en qué cuenta se hacían los ingresos y mostraron su indignación al saber que se hacían en una al margen del consistorio. «Si no es algo del ayuntamiento porqué se mete el ayuntamiento ahí», se preguntaban.

Tras las críticas sobre porqué no se hacía un pliego de condiciones y se dejaban esas tareas en manos de una empresa, el gobierno local cedió. Ahora, el mismo día que aprobó el pliego, el 21 de noviembre de 2010, hubo una resoución de alcaldía en la que sólo se informó de ello a la empresa, como consta en unos documentos a los que ha tenido acceso el PSPV. Es decir, no se dio oportunidad a nadie más para gestionar ese parque.

En realidad, esta iniciativa fue un proyecto por el que apostó en gran medida el anterior equipo de gobierno y de hecho, llegó a lograr una ayuda de la Conselleria de Industria de 30.000 ?, si bien luego la devolvió porque, como explicaron en el pleno a preguntas del PSPV, debía completarse con inversión municipal y no se estimaba oportuno.

En la práctica, sin embargo, el centro de ocio fracasó y tampoco logró su objetivo. De entrada, tuvo que suspender una fiesta de Nochevieja que había anunciado. Luego, el primer concesionario dejó todo en manos de otra firma a la que acabó demandando, por lo que la Guardia Civil acabó clasurándolo, como ha venido informando Levante-EMV.