El fuego mantuvo ayer en vilo a la comarca por segunda vez en apenas cinco días a raíz de un siniestro iniciado con signos de haber sido intencionado, cuyas causas investiga la Guardia Civil. De nuevo, el término de Benifairó de les Valls fue castigado por unas llamas que esta vez calcinaron 31,5 hectáreas de monte y llevaron al Ayuntamiento de Sagunt a desalojar de manera preventiva a más de 250 alumnos del Colegio Adventista, así como a numerosos vecinos de viviendas aisladas de la zona de montaña de Bonilles.

La llegada de medios aéreos permitió controlar el avance del fuego hacia el término de Sagunt cuando ya lo habían atravesado un poco, al llegar a la zona de Romeu y el Pic dels Corbs. No obstante, los daños para Sagunt fueron mínimos, como ratificaron luego efectivos de la extinción y el propio alcalde de Sagunt, Quico Fernández, en declaraciones a Levante-EMV.

La peor parte se la llevó Benifairó que, tras ver quemarse el lunes 8 hectáreas, vio cómo ardía una gran superficie de monte bajo y pinos adultos pero, en su mayoría, espaciados. El trabajo de los servicios de extinción y la ayuda del viento evitó que las llamas se extendieran al paraje de La Rodana, como se llegó a temer en algunos momentos del día, según reconocía el primer edil de Benifairó de les Valls, Antonio Sanfrancisco. Esto elevó considerablemente la preocupación en toda la subcomarca pues La Rodana rodea a Faura y allí la masa de árboles es frondosa.

El incendio comenzó sobre las 6,45 horas cerca del declarado el lunes y, aunque al principio parecía controlado, los responsables de La Escuela El Tabalet y los padres del centro decidieron que los niños no fueran a clase por precaución.

De hecho, el fuego se abrió luego en dos frentes y uno de ellos empezó a avanzar rápidamente hacia el término de Faura. Ante la imposibilidad de controlarlo con los medios terrestres que allí había y lo escarpado del lugar, las autoridades locales contactaron con el presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, y el director general de Emergencias, José María Angel, con tal de reclamar medios aéreos mientras había otros tres incendios forestales activos en la provincia. Esto llevó a desviar algunos ya movilizados por el incendio de Carcaixent, así como a activar refuerzos de Castelló; una respuesta que, como coincidían los alcaldes de Benifairó y Sagunt, «fue decisiva para evitar el avance de las llamas y un peligro mayor».

Sagunt abrió los accesos al colegio Adventista y a Bonilles sobre las 11,30 horas y, a mediodía, el fuego ya se di por estabilizado; si bien las brigadas seguían allí controlando la zona al cierre de esta edición y el alcalde de Sagunt admitía que «no había que confiarse» hasta que se diera por extinguido.

Colaboración vecinal

Vecinos de Bonilles ayudaron en unas tareas de extinción que movilizaron a dos aviones anfibios, dos helicópteros, cuatro brigadas de la diputación, dos de la Generalitat y efectivos de bomberos, entre otros. Con ellos colaboraron desde la Guardia Civil a Policía Local y Guardia Rural de Sagunt, Protección Civil, y la Policía Autonómica. Los alcaldes de los municipios implicados y de Faura estuvieron pendientes de la evolución del fuego en todo momento.