La ausencia de animales se dejó sentir en la primera Entrà de Moros y Cristianos que Sagunt celebró con estas características y donde todo el protagonismo se centró en el vestuario, los bailes, la música y las carrozas. Especialmente, entre el público se echó de menos la participación de caballos en el desfile que, a juicio de muchos, aportan gran vistosidad sin que su presencia sea tan cuestionada en el asfalto como otras especies cuyo entorno natural nunca ha sido urbano.

«No se entiende que en una Entrada como ésta no haya, al menos, algún caballo. Creo que la falta de este tipo de animales le ha restado espectacularidad a este evento», aseguraba un espectador a Levante-EMV, con un argumento que también se extendió luego entre muchos y por redes sociales.

La comparación con lo ocurrido el día anterior aún hizo extenderse más esta opinión, pues la capitanía cristiana llegó al Pregón en un carro tirado por caballos profusamente decorado y la abanderada de la otra comparsa cristina lo hizo como amazona, a lomos de otro ejemplar.

«La imagen era mucho más potente ayer. Y a nadie se le pasaba por la cabeza que esos animales estuvieran sufriendo», decía una vecina. «La relación hombre-caballo siempre ha sido distinta a la de otros animales que son amaestrados adrede para espectáculos que se realizan fuera de su entorno natural», añadía otro.

Precisamente, como adelantó Levante-EMV, la decisión de renunciar a los animales en la Entrà había llegado para evitar otra polémica como la vivida un año antes, cuando salieron medio centenar de ocas que algunos festeros de las peñas del Port de Sagunt consideraron similares a la tradicional suelta de patos vivos que se había prohibido ese mismo año para evitar que el consistorio incurriera en prevaricación al arrastrar varias sentencias en contra. La decisión tomada por la Associació de Festes de Moros i Cristians iba además en la línea impulsada por la edil de Fiestas, María Giménez, „de la marca local de Podemos (ADN Morvedre)„, quien llegó a pedir a la organización que esta vez no hubiera ocas ni nada parecido.

Aún así, mientras muchos agradecían que esta vez no hubiera en el desfile especies adiestradas específicamente para espectáculos, como esas aves, serpientes o camellos «que a menudo dan pena».

El presidente de la asociación organizadora, Mario Aparisi, consideraba no obstante que la ausencia de animales no influyó en el balance final. «Hemos tenido más espectadores que otros años, estaba todo el recorrido lleno de gente cuando en otras ocasiones había huecos; ha salido todo perfecto», decía. Aún así, dejaba abierta la posibilidad de que en un futuro vuelva a haber animales y admitía que ese extremo también está muy en función del presupuesto «pues que participen en el desfile siempre encarece el seguro», decía.

Según apuntaba: «Si el año que viene se decide que hayan animales o un boato quiere incluir alguno el día de la Entrà, siempre que se esté dentro de la ley, seguirá habiendo animales. Que no haya habido este año no quiere decir que en el futuro no vaya a haber».

Otro de los aspectos más llamativos del desfile, además de las carrozas del capitán cristiano y la abanderada de Llancers de Morvedre, Francisco Domínguez e Irina Genovés, y de su homóloga de la comparsa Jaume I, Adriana Acosta, fueron los dos ballets de Ana Botella que predecían a las escuadras de ambos bandos, «uno de los mejores de España». Además, el espectáculo de fuego gustó pese a causar algún susto.

También llamó la atención el mayor número de escuadras formadas por mujeres que por hombres y no faltaron algunos inmigrantes subsaharianos que están en acogida en la Casa Nueva «y participan desde hace varios años, porque les gusta salir», decían desde la asociación.

El Día de la Conquista cerró los actos en la Plaza Mayor al encontrarse el Castillo en obras; una modificación que, a pesar de hacer más accesible el evento para el gran público, contó con menos espectadores. «Hemos visto que a la gente le es más atractivo ver este acto en el Castillo porque le da más espectacularidad», apuntaba Aparisi además de hacer un llamamiento a la ciudadanía. «Esperamos que para el próximo año la gente se anime, estamos con los brazos abiertos para hacer la fiesta más grande porque si no, al final, desaparecerá y sería una pena después de tantos años y todo el esfuerzo realizado para poder seguir celebrándola».