Algar de Palància puso el broche a las tradicionales fiestas , que antiguamente se conocían como la vuitava de bous. En esta ocasión, la falta de una peña de jóvenes «majorals» obligó al ayuntamiento, con la participación de algunos colaboradores voluntarios, a correr con la organización directa de los festejos. Así, el trabajo realizado hizo olvidar la ausencia de «majorals» aunque no falta en la localidad quien empieza a verla preocupante.

Lo que no faltó fue la aportación económica tanto de vecinos del núcleo urbano como de la urbanización Montes de Palancia, unida a la aportación del consistorio.

Más allá de los actos aurinos, como la suelta y exhibición de vaquillas o el toro embolado, estas fiestas contribuyen a que tanto los vecinos como sus familiares que viven fuera del municipio y amigos y visitantes, disfruten de unos días de asueto, convivencia y armonía con sus almuerzos, cenas y bailes. Este aspecto lúdico y en muchos casos de reencuentro es «posiblemente, al aspecto más positivo de estas fiestas», según apuntaban vecinos de la población.