El último paso que ha dado el Consell en relación con el Cabanyal rompe las reglas del juego. Tan sólo la semana pasada el argumento era que un bien de interés cultural, algo reconocido como valioso, se podía mejorar atravesándolo por un paseo. Y con esos mimbres se han hecho cestas de todo tipo y teorías urbanísticas muy curiosas.

Pero ahora la rabieta de quien ve la balanza inclinada en su contra, cambia el argumento. Lo que ayer era un barrio con interés, hoy ya no lo es. Muerto el perro, se acabó la rabia, evidenciando que el objetivo del plan nunca ha sido mejorar el Cabanyal prolongando el paseo, sino prolongar el paseo, pase lo que pase con el Cabanyal. Adiós a las teorías.

Después de tantos años, queda claro que se trata de una operación urbanística especulativa ajena a cualquier sensibilidad hacia la defensa del patrimonio de todos. Por eso no importa el expolio cultural legalmente demostrado, en realidad nunca les ha importado. La mirada siempre la han tenido puesta en otros objetivos que ahora descubren con un descaro impropio de quien ejerce el poder.

Podían haber dicho la verdad de sus intenciones desde el principio. Mire usted al Cabanyal no le vemos ningún interés, es un barrio con callejuelas, antiguo y feo, que actúa como tapón. Es mejor prolongar el paseo y que la ciudad llegue al mar deprisa, con anchura y rectitud. Y de paso, más edificabilidad y más negocio.

Pero no, nos quisieron vender el lobo con piel de cordero, se trata de un plan que mejora el barrio, decían, que promueve su rehabilitación. Todos estamos enamorados del Cabanyal, decían, velamos por su conservación, y para eso es fundamental el paseo. Pero ahora se acabó el juego, un puñetazo en la mesa y el paseo se prolongará pese a quien pese; no hay más bic que los bolígrafos.

Me recuerda otros tiempos con el cauce del Turia en juego o con el Saler a medio urbanizar, cuando la ciudadanía cambió esta ciudad para siempre mientras la derecha hacía otros «planes» para ella. Ahora se ponen medallas, se congratulan de los jardines del Turia y el Ayuntamiento tiene un servicio que se llama Devesa-Albufera, ya ven, pero entonces casi los destrozan sin pestañear, como ahora quieren hacer con el Cabanyal nuestro. Así se escribe la historia, pero ya lo sabemos.