Los empresarios han vuelto a decir que están dispuestos a aportar inversión privada a la construcción de una nueva infraestructura: el corredor mediterráneo. Se trata de una propuesta recurrente que nuestros próceres no dudan en esgrimir públicamente cuando les conviene pero que nunca, en el transcurso de muchos años, han concretado. Es el sino de los patronos valencianos. La fuerza tiende a írseles por la boca y cuando hay ocasión de rascarse el bolsillo todo el mundo mira hacia el tendido y silva. Desde los tiempos en que a algunos de ellos se les ocurrió la idea de que Bancaja les financiara gratis total la compra de las acciones del Banco de Valencia que la propia caja controlaba, este tipo de operaciones saltan a los corrillos. Sin embargo, nadie termina de tomar la iniciativa, al contrario de lo que ocurrió, por ejemplo, con los catalanes que decidieron hacerse con Spanair, aun con ayudas públicas.