Se calcula que las hijas de Bernie Ecclestone, de 27 y 24 años, son titulares de una cuenta de ahorro cercana a los 4.000 millones de euros. En 2009, Petra, la pequeña, confesó a The Guardian que hasta los 12 estaba convencida de que todo el mundo era rico como ella. Imaginen el shock. Al percatarse de que no, y una vez terminada la selectividad de manera brillante, optó por el mundo de la moda y el papá la metió en el taller de Edward Sexton, el sastre junto al que se formó Stella McCartney. Petra diseñó una línea de ropa masculina y enseguida, con veinte añitos vamos, protagonizó una pasarela en Mónaco en la que sus modelos fueron un tal Lewis Hamilton y un tal Jenson Button, que seguramente hubieran corrido más que en el circuito pero no debía ser plan. Que se sepa, Bernie se hizo con un par de juegos, a 500 euros el pantaloncito y a más de 2.000, el abrigo. El año pasado, la niña se casó y se instaló en una mansión de 66 millones, según testimonio aportado por el reportero Tom C. Avendaño. Bien, pues Petra es la que la ha doblado. Porque Tamara, la mayor, tuvo el gesto de explicar en su día a The Independent que ella no tiene oficio pero sí beneficio, «debido a que mi padre no quiere que me preocupe por el dinero. Prefiere que lo disfrute». La muchacha despidió el año protagonizando un reality llamado The billion dolar girl en el que se exhibió gastando 20 millones de euros en redecorar la casa de papi, en un balneario para mascotas y en una cinta transportadora para su colección de zapatos, entre otras sugerencias. Al parecer, de pequeñas eran adoradas en Mónaco por encima de algunos de los integrantes de la propia familia principesca. De vivir ahora en España, que podrían, serían igualmente veneradas en círculos enclavados donde usted y yo nos encontramos en estos momentos. La verdad es que supondría una gran satisfacción constatar que crecen tan ricamente. Es que son como nuestras, Bernie.