En el primer artículo publicado con este título el 13 de noviembre de 1996 en Levante-EMV se hacía referencia al I encuentro de directores y gestores de programas de postgrado y doctorado, realizado días antes en Salamanca por la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado, y se proyectaban sus conclusiones hacia la VI Cumbre Iberoamericana que se realizaría en Santiago de Chile días después, resaltando la cooperación española en la formación doctoral en ingeniería y ciencias aplicadas (ICA) y el impulso a la I+D e Innovación y a las relaciones universidad-empresa-estado-sociedad a través de convenios de colaboración entre los cuales ya destacaban los firmados por la Universitat Politècnica de València (UPV) con universidades de Argentina, Colombia, Cuba y otros países de América Latina y el Caribe (ALC).

Ante la proximidad de la XXII Cumbre, a celebrarse en Cádiz, los días 16 y 17 de noviembre, con el sugerente aperitivo del I Congreso nacional de científicos emprendedores que se realiza en Valencia los días 7 y 8, convocado por la Universitat de València (UV) con participación de la UPV (en una aplicación práctica y feliz del aplazado Campus de Excelencia Internacional), es oportuno reseñar, así sea de forma aproximada e indicativa, algunos resultados de esta cooperación, con la urgente propuesta de su puesta en común para conocer, difundir y poner en valor el balance y perspectivas de tan rica y promisoria experiencia.

Si esta tarea era importante hace 16 años, cuando la crisis se cebaba en países americanos como Argentina y México, ahora lo es más, si cabe, porque el patrimonio construido entre todos puede ayudar a todos a superar o a paliar la crisis que golpea con mayor dureza a los integrantes peninsulares de la comunidad iberoamericana.

Tomando como referencia la situación colombiana, si, según datos del Ministerio de Educación Nacional a 2007, en Colombia había 4002 doctores (2.3% de los profesores universitarios), 1711 de los cuales eran en ICA -363 formados en EE UU, 342 en España (124 de ellos en la UPV), 235 en Colombia, 127 en Francia, 113 en Brasil y 531 en otros países-, dado el esfuerzo realizado por el gobierno a través de entidades como COLCIENCIAS e ICETEX, por las universidades y por los propios profesores en los últimos años y la continuidad de la cooperación valenciana y española (creciente hasta los recortes por la crisis a partir de 2010), pero también europea (con los exitosos programas Erasmus Mundus de intercambio UE-ALC), hoy se puede decir que el número de doctores se ha triplicado, con notable incremento de los formados en ICA en Colombia y España.

Y a nivel latinoamericano, con países como Argentina, Brasil, Cuba y México, cuyo porcentaje de doctores sobre los profesores universitarios superaba hace cinco años al 30% (siendo entonces la media en el conjunto de ALC del 10%), el contingente de doctores formados en España en los últimos 20 años en todas las disciplinas, puede superar los 15.000, con un 50% en ICA.

Estas cifras dejan de ser fríos indicadores estadísticos cuando se cruzan con los recursos invertidos (trabajo, tiempo, insumos y dinero), con las líneas y grupos de investigación creados o fortalecidos con las tesis doctorales y con otros indicadores de más difícil medición pero de no menor importancia en relación con el desarrollo sostenible a nivel económico, social y ambiental de regiones y países, contando con la poderosa herramienta del codesarrollo, entendido como aplicación de esfuerzos comunes para obtención de beneficios compartidos.

Y cobran especial significado si se enmarcan en una Cumbre Iberoamericana que se realiza a los 200 años de la aprobación de la Constitución de Cádiz -pionero empeño democrático en el cual de los 300 diputados que participan, 66 provenían de las entonces colonias de ultramar-, máxime si el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, además de transmitir a sus pares la ilusión de la sociedad colombiana y el propósito nacional de alcanzar un acuerdo de paz con la guerrilla, comparte las conclusiones del VI Foro de productividad de la Américas, realizado en Cali el pasado mes de octubre.

Dichas conclusiones hacen énfasis, como las de avanzados eventos de hace 16 años, en la cooperación internacional para el impulso de la I+D e Innovación y de las relaciones universidad-empresa-estado-sociedad, en procura de unas sociedades más prósperas, justas y equitativas al norte y al sur de las américas y a ambos lados del océano.