Ya está. El Banco de Valencia, la joya de la corona de la burguesía valenciana „esa que azuzó y utilizó el sentimiento anticatalán para salvaguardar sus intereses políticos„, bajo control de la entidad financiera catalana por excelencia: Caixabank, la Caixa reconvertida en banco por imposición de Europa. Y antes fue la CAM la que cayó en las garras del Banc Sabadell, otra expresión ilustre de las finanzas del Principado. Supongo que quienes miraban constantemente hacia Madrid para huir de Cataluña estarán satisfechos con la desaparición de Bancaja a manos de Bankia, entidad con vocación mesetaria allí donde las haya, según reciente denuncia de alguien tan poco sospechoso como el alcalde de Gandia. No creo, sin embargo, que lo estén tanto con el destino de las otras dos entidades señeras del fugazmente poderoso sistema financiero valenciano. Quién sabe si estamos ante una pequeña „o gran„ venganza de la historia reciente. Ante lo que sí estamos, sin duda, es ante un terremoto de imprevisibles consecuencias para el desarrollo de la Comunitat Valenciana.