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Julio Monreal

Adiós turismo musical

Las ayudas del Gobierno al Palau de les Arts se han reducido y constituyen un agravio comparativo con Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla ahora que Valencia divisaba un turismo musical

El castigo que el Gobierno de Mariano Rajoy está infligiendo a la Generalitat Valenciana y, a través de ella, a muchos de sus ciudadanos es cruel y digno de que las videotecas, fonotecas y hemerotecas devolvieran a la actualidad aquellas cosas maravillosas que iban a pasar cuando Zapatero se fuera a su pueblo (León) y brillara el amanecer popular. Es cierto que la Moncloa paga las facturas, pero lo podrían hacer con cariño y comprensión y lo hacen con desdén. Que el ministro Montoro no haya encontrado un minuto de su tiempo para recibir a los empresarios valencianos, que pretenden decirle lo mismo que le reclaman Alberto Fabra y su equipo, hace tiempo que se convirtió en una burla. Y no es la única.

En los últimos días ha trascendido que la asignación del Gobierno por cada parado valenciano es inferior en 50 euros a la media española. Es decir, como hay más parados, se asigna menos dinero. Pura matemática política. Por lo que respecta a las ayudas a una de las principales instituciones culturales valencianas, el Palau de les Arts, las subvenciones del Ejecutivo español no sólo se han reducido en picado desde 2010; es que el Teatro Real de Madrid ha recibido 15 veces más fondos que el coliseo de Calatrava y el Liceu barcelonés, 10 veces más. Se ve que sus espectadores tienen el oído más fino que los valencianos.

A este respecto, conviene recordar unas palabras de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a propósito del turismo como potencia económica de la capital, algo que no había sido nunca hasta ahora. La gente, cierta gente, va a Viena a ver un concierto o una ópera; vuela, come, bebe y pernocta. Ese fenómeno también se había empezado a dar en la capital del Turia, pero con el auditorio en franca liquidación su atractivo será escaso, y no porque se caiga el trencadís sino por su oferta, mermada por el escaso presupuesto. Ahora se irán a Madrid... o a Barcelona. Adiós turismo musical.

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