Las elecciones andaluzas han sido la antesala de lo que se nos viene encima durante este año electoral, y la verdad es que el panorama ofrecido a los electores en Andalucía ha sido muy pobre, encerrados unos en loar los éxitos macroeconómicos de las políticas nacionales y los otros en un rancio patriotismo regional. Lo peor ha sido la repetición de los mantras de siempre: el voto útil, la subasta de empleos, la mejora del todo sin especificar las herramientas para llevar a cabo la revalorización de pensiones, sistema educativo y sanidad y la permanente alusión al cambio frente al cabreo de los electores ¿Se han dado cuenta de que los mismos de siempre han repetido las consabidas frases de voto útil y cambio? La verdad es que uno se pone a temblar cuando se imagina las campañas que vendrán a escala local, autonómica y nacional.

En el panorama anterior, el siguiente cuestionario podría ser una propuesta de lo que todo elector debería exigir a los candidatos antes de votarles y lo que una campaña honesta debería incluir además de los consabidos brindis al sol de la mejora de los servicios públicos y la subasta de puestos de trabajo a crear por otros, sin olvidar las mentiras sobre congelación de impuestos que han devenido, en el mejor de los casos, en congelaciones salariales. Un buen candidato que aspire a ser votado debería responder a las siguientes preguntas.

1. ¿Qué tres actuaciones priorizaría en su gestión?, sin caer en generalidades sobre sanidad, educación, empleo o pensiones y detallando actuaciones que estén en su ámbito.

2. ¿Qué tres medidas tomaría para aumentar la recaudación en su circunscripción?

3. ¿Qué medidas tomará para explicar su gestión a los votantes, una vez elegido, y con qué periodicidad?

4. ¿En qué condiciones dimitiría de su escaño?

5. ¿Frente a quién se siente más vinculado, la dirección de su partido o los electores? Y ¿en qué se traducirá?

6. ¿Qué condiciones concretas exigiría a otras formaciones para darles su apoyo?

7. ¿Cuáles son sus planes presentes si no sale elegido? Y en el caso de completar la legislatura, ¿qué piensa hacer en el futuro?

8. ¿Cuáles son las prerrogativas actuales de los representantes del nivel al que opta a las que está dispuesto a renunciar y votaría para que se suprimieran?

9. ¿Qué tres medidas normativas considera más urgentes al nivel de representación al que opta?

10. ¿Qué hará si descubre que otro concejal, diputado o senador de otro partido tiene un comportamiento sospechoso? ¿Y si es alguien de su formación?

No me negarán que las respuestas a estas preguntas serían más interesantes que saber si se peinan de una u otra forma la coleta o si les cae mejor o peor el jefe de su formación, que es algo que, lamentablemente, parece centrar el interés de muchas entrevistas a los candidatos.