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Julio Monreal

Ribó gana enteros

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, dio ayer ante la flor y nata del empresariado valenciano una lección de diplomacia combinada con principios irrenunciables de acción política. Era la primera vez que el primer edil nacionalista comparecía en un foro económico y social de primer nivel „Nueva Economía Fórum„ y su primer reto era convencer a su singular y extensa audiencia de que el nuevo gobierno local, encabezado por Compromís, no tiene cuernos ni rabo y no come niños ni ancianos como aperitivo o entre horas, un retrato que el PP y Ciudadanos se empeñan en difundir con la advertencia de la fuga de inversiones a otras latitudes.

Con la serenidad de su experiencia docente, Ribó comenzó por la carpeta económica, por la deuda municipal que lastra las inversiones pero sin afectar a la solvencia. Fue duro, pero no sanguinario, con su predecesora Rita Barberá, y dijo ante los empresarios lo que estos querían oír sobre el trato discriminatorio a la ciudad por parte del Gobierno de España, que niega inversiones a Valencia cuando las ha desembolsado en Barcelona, Sevilla, Zaragoza o Madrid.

Pero también hubo malas noticias para la audiencia, aunque envueltas en el celofán de su calma. Defendió que la contribución se mantendrá congelada para las viviendas pero subirá en 2016 para los (grandes) negocios; anunció rescates de concesiones en asuntos de movilidad (ORA y grúa) deportes (polideportivos hoy de gestión privada) y educación (escoletes); y se alineó contra el gran proyecto comercial Puerto Mediterráneo de Paterna por su impacto sobre el tráfico en la pista de Ademuz y sobre el pequeño comercio. Su explicación sobre la necesidad de que los barrios conserven su tejido comercial para evitar convertirse en ciudades dormitorio, motivo por el que su gobierno rechaza las aperturas en festivo, fue toda una lección de geografía económica y humana. Sencillo y directo, su figura crece.

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