Opinión | La ventana

El chucu chu de nosaltres

Renfe está lanzada por estos lares, no solo va a volcarse en Extremadura. Nadie puede acusar a la empresa de faltarle capacidad de innovación. No por inesperado, lo último es menos grandioso. Insatisfecha con lo que había, que ya se las trae, ha puesto al alcance de los usuarios una nueva fórmula para llegar de Alicante a València. Desde hace nada ha querido liderar una conexión consistente en coger el ave hasta Albacete con sus sesenta minutos habituales de duración, pasar en el andén otros veinte o lo que se tercie, y aguardar a que llegue un regional que depositará al viajero tan ricamente en dos horas y media más de recorrido en la Estació del Nord. Aunque parezca imposible, la compañía lo ha razonado. Ha esgrimido que, con dicha estrategia, busca «ampliar su oferta comercial» y conectar «cientos de destinos». Pocos parecen. Por la temeridad del empeño da la impresión de que se quieren alcanzar unos planos más ambiciosos de los que se explicitan en el comunicado. Se intuye que esta reciente implantación esconde una baraja de alicientes para una segunda fase en la que realizar paradas con posibilidad de contemplar fortalezas y castillos o adquirir productos típicos del lugar y, en definitiva, echar el día por una tarifa muy competitiva. Estamos, pues, ante la circulación de vagones terapeúticos que nos ponen ante el dilema de para qué tanta alta velocidad. Bien, vale que la pillas en origen cuando arrancas el día estresado ante la jornada que hay por delante, pero a continuación el servicio te sumerge en un viaje con sensaciones opuestas que devuelva a uno a los biorritmos adecuados. Un enlace a fin de alcanzar algo tan sagrado como es la tranquilidad de espíritu. Podríamos decir que nos encontramos ante la adquisición de un billete que, por su duración, invita a que meditemos. No hay que olvidar que el término yoga significa «lo que une y conecta». Y, además, nadie puede quejarse porque la opción está disponible en ambas direcciones. Para que nadie se queje más de que vertebrar esto es una quimera.

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