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El final de una era

Su personaje ha marcado un antes y un después en la manera de ver las agencias de publicidad por esos ojos que poco o nada saben sobre cómo funciona el mundillo publicitario. Nos flipa su gomina, nos encandila su manera de lucir traje y nos enamora ese aspecto varonil capaz de controlar hasta la reunión más difícil con el cliente toca pelotas de turno.

Usted odia el tabaco, pero a él le consiente que fume. No le gusta que vaya con tantas mujeres, sobre todo teniendo una esposa como Betty, y eso hizo que por un momento le odiara. Le odió por su promiscuidad, por su manera de encandilar al personal y por ser tan endiabladamente guapo. Le odió por todo eso y más, quizá, porque a usted también la habría encandilado. Y a pesar de eso más de una vez quiso tenerle cerca, saber cuánto de Don Drapper hay en John Jamm, y cuanto de Jamm hay en Drapper. Porque eso es lo que hace un gran actor, convertir en real lo que tan solo son unas líneas de guión. Elevar un personaje creado en un papel a la categoría de humano. Y tras todo eso, tras 90 capítulos sublimes en los que absolutamente ninguna de sus interpretaciones ha tenido nada que objetar, John Jamm ha levantado la estatuilla como mejor actor en los Premios Emmy 2015.

La competencia de años anteriores era fuerte, pero tras ocho nominaciones, esta vez era su turno. La Academia ha premiado por fin a ese publicista de los años sesenta frío y sin escrúpulos pero cargado de sentimientos al mismo tiempo.

La tele no será lo mismo sin Mad Men y, por supuesto, sin Don Drapper, pero ahora por lo menos sabemos que su nombre está ya entre los grandes de la ficción televisiva americana. Los fans necesitábamos este reconocimiento para poner fin a la era Mad Men. Así es que ahora sí que sí... Hasta siempre Don.

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