Los eclipses constituyen uno de los mayores espectáculos para los aficionados a la astronomía. El de Luna de esta madrugada ha sido un buen ejemplo, a pesar de que en muchas zonas del Mediterráneo las nubes han dificultado su observación. Y los eclipses de Sol son un acontecimiento mayúsculo; un fenómeno sobrecogedor que hace enmudecer a la naturaleza, no sólo al ser humano. Sin embargo, aunque nuestra perspectiva terrestre nos lleva a ver las cosas sin la necesaria amplitud de miras, hay preguntas que merece la pena hacerse. ¿Qué sucede con un eclipse como el de hoy hipotéticamente observado desde la Luna? ¿Y con uno de Sol? Lo que ha ocurrido esta madrugada pasada es que la Tierra se ha interpuesto entre el Sol y la Luna, interceptando los rayos de luz que aquél envía a ésta. Las personas que han asistido al eclipse han observado cómo la sombra terrestre ocultaba la superficie lunar. Sin embargo, si alguien hubiese tenido el privilegio de ver el fenómeno desde la Luna y no desde aquí, habría observado en realidad un eclipse de Sol: desde la perspectiva lunar, la Tierra ha ocultado el Sol. Además, el globo terráqueo se vería aureolado por un espectacular anillo de luz formado por la atmósfera, a través de la cual se refractan los rayos solares. Son los mismos rayos que, en pequeña proporción, durante la fase de totalidad, llegan hasta la superficie lunar y vistos desde la Tierra confieren un bello tono rojizo al hemisferio visible de la Luna. ¿Y cómo se vería desde la Luna lo que conocemos como un eclipse de Sol? En este caso es la Luna la que se interpone entre el astro rey y nuestro planeta, por lo que un hipotético observador lunar vería la sombra de la Luna avanzando veloz sobre el hemisferio iluminado de la Tierra. Por tanto, el cambio de perspectiva (al observarlo desde la Luna) haría que no se tratara de un eclipse de Sol, sino de un eclipse de Tierra. Sin embargo, al ser la Luna más pequeña que la Tierra, no se contemplaría el hemisferio terrestre totalmente en sombra, sino únicamente como una pequeña bola de sombra que se desplaza sobre la superficie de nuestro planeta. Esto es algo que en los últimos eclipses de Sol ya han inmortalizado numerosos satélites con fotografías y filmaciones espectaculares en las que se aprecia la línea de oscuridad cruzando el planeta Tierra con su inquietante sombra.