El próximo domingo, al ser el último de octubre, volvemos al horario de invierno. A las tres de la madrugada del sábado al domingo se retrasan los relojes 60 minutos. Pese a ello, en los próximos meses en España seguiremos estando una hora adelantados respecto al horario solar, ya que la hora oficial se adelantó 60 minutos en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, y ese cambio no sólo no se ha corregido desde entonces, sino que posteriormente, sin tener en cuenta aquel hecho, se le añade cada año la implantación del horario de verano. Por esa razón, el tiempo oficial en España, desde el último domingo de marzo hasta el último domingo de octubre, va dos horas por delante de la hora solar que tenemos en nuestro país por nuestra situación geográfica. Por tanto, en invierno vamos una hora adelantados al Sol y en verano dos. Por si fuera poco, la normativa de la UE al respecto aún complica más el problema por las fechas elegidas para la entrada de ambos horarios oficiales. Poca gente parece reparar en ello, pero al producirse los cambios de hora los últimos domingos de marzo y octubre lo que sucede es que tenemos sólo cinco meses de horario de invierno y, en cambio, hay siete de horario de verano.

Es un asunto complejo, pero bastante más fácil de solucionar de lo que parece: para corregirlo sólo sería necesario que en marzo del año próximo no adelantemos la hora y mantengamos el horario de invierno durante el verano. Después, en octubre, habría que retrasar una hora los relojes. Con ello, ajustaríamos mucho mejor nuestro horario oficial al reloj de la naturaleza, que es el más preciso que existe.