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Neville no es caballero inglés

De Gary Neville se podía esperar que actuara como un caballero y respondió como lo que es. Tras el desastre de Barcelona, de un inglés predicador del Fair play se aguardaba la dimisión. No lo hizo porque simplemente es un amigo del dueño, y socio también, y por ello no sintió la mínima tentación de regresar a su puesto de comentarista en una televisión de su país. En Mestalla no ha podido consolidar su trabajo de becario. Simplemente ha sido un enchufado que no ha podido merecer la confianza. Salvo la de su protector y consocio. Neville no puede seguir dirigiendo al Valencia. Lo lleva camino de Segunda.

Fue torpeza confiar el equipo a un debutante. Ha sido más error todavía conservarle el puesto tras los constantes tropiezos. Todo entrenador que se precie debe intentar, al menos, formar un once reconocible. Con Neville es imposible recordar una sola alineación. Cambia a los jugadores sin criterio. No hay ninguna línea reconocible. Y el auténtico arcano está en el sistema de juego. No se juega a nada.

Mi padre recitaba el Valencia que conoció de chaval y que empezaba con Mariano y acababa con Cordellat. Mis primeros pasos por Mestalla son el sueño de una alineación histórica con Eizaguirre en la portería y la delantera eléctrica. En los años en que ganar la Copa era fiesta mayor, vi a Quique sentarse en el larguero de Bernabéu, entonces Chamartín, e incluso en años de menos gloria era fácil recitar lo de Tendillo, Arias, Botubot. Ya sé que ya es imposible recitar el endecasílabo que eran las delanteras porque ya no hay cinco hombres de ataque y a los extremos, tal vez por pudor se les llama centrocampistas. Pero no han cambiado tanto los tiempos para que Neville se cisque en lo más sagrado que hay en los equipos y que es el mantenimiento de una lincea regular de jugadores titulares.

Alguien ha mencionado la posibilidad de recuperar a Rafa Benítez con quien también se podían recordar sus equipos. Ahora mismo no queda otra salida que la contratación de un entrenador provisional si se quiere contar con uno de prestigio para la próxima campaña. Neville no está para más pruebas.

Ni siquiera debería permanecer en el puesto el miércoles con la eliminatoria de Copa perdida. El sustituto interino, al menos tendría la oportunidad de sacar un equipo más o menos reconocible. Claro que, a fin de cuentas, también sería razonable que él se tragara el sapo de una vergüenza histórica. De Neville lo único elegante son sus jerséis de Oxford Street. Si fuera un caballero inglés dimitiría inmediatamente. Pero me temo que hay que tragárselo como es.

Posdata. ¿Es cierto que hay algún turiferario defendiendo la labor de Amadeo Salvo?

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