En tiempo de crisis, las naciones se cierran sobre sí mismas, y los Estados, salvo que lleven bien pegada la nación (caso de Francia), pierden cohesión y tienden a centrifugarse, o sea, a fugarse sus partes del centro. Es el caso de Escocia respecto del Reino Unido, de éste en su conjunto respecto de Europa, o, sin ir más lejos, de Cataluña respecto de España.
Son movimientos naturales, orgánicos, fisiológicos casi, dotados, por tanto, de la fuerza primaria de la biología, y en relación con ellos las razones no tienen mucho que decir o, aunque la tengan, no suelen ser eficaces, pues manda el impulso sobre el cálculo racional. En general, se acude a la explicación del sentimiento de identidad, pero en el fondo del fondo es el puro miedo, que nos lleva a pegarnos a lo que está más próximo: la tierra, la gente cercana, las palabras antiguas de la tribu, los mitos de aldea, la memoria de casa.
