Lo de ajustar horarios televisivos no se lo creen ni ellos. Ellos, los cuatro candidatos con opciones a presidir el Gobierno, terminaron su debate multicanal del lunes bien pasada la medianoche. O sea, en martes. Y luego las principales cadenas aún mantuvieron el ánimo para seguir con sus debates y análisis adentrándose en la madrugada, ese territorio vetado para quienes al día siguiente deben levantarse realmente temprano. La realidad contradice ese pretendido deseo de las autoridades de conciliar el horario estelar televisivo con el sueño de los trabajadores. O una cosa o la otra.
Los datos dejan bien claro que España es una rara avis en cuanto a consumo nocturno de tele. Con los años se ha ido retrasando el inicio del prime time. Programas, películas y series empiezan a las diez y media de la noche y acaban pasada la medianoche. Los informativos nocturnos se han alargado y ya nadie renuncia a programas cortos que dan acceso al tardío horario estelar. Los intentos de TVE por racionalizarlo han quedado en buena voluntad. Pero en vez de arrastrar a sus rivales han acabado por unirse a ellos. Cuando no puedes con tu enemigo, pues eso.
Las cadenas siguen programando como si no hubiera sistemas de grabación ni canales de pago ni consumo de televisión vía internet porque los números de audiencia siguen cuadrando. En los países de nuestro entorno la tele tiene en cuenta que los trabajadores deberían dormir ocho horas. Aquí no. Al menos mientras los audímetros premien las galas de Telecinco interminables y el prime time de medianoche. Puede que los aparatos medidores estén en casas de parados, jubilados, trasnochadores o gente que duerme en el sofá. Todas las hipótesis resultan creíbles.
Cerebral. Tenía que ser Fernando Alonso. ¿Con quién, si no, iba a estrenar Antonio Lobato su nuevo programa? El hombre de la Fórmula 1, con su icónica calva y su voz amable, ha dejado atrás doce años de carreras y circuitos y llega a TVE para presentar el cerebral Desafía tu mente. Ciertamente la F1 no es lo que era y el bajón de Alonso arrastrado a la baja su interés. Hasta Lobato se habrá cansado, con la afición que tiene. Y da este giro a su carrera, al volante de un programa de ciencia que indaga en nuestro cerebro. Es la adaptación de un formato de National Geographic que ya vimos en La 2 y ha cuajado en medio mundo. Entretenido y formativo, es una alternativa muy digna en esa franja tan competida que alarga las noches televisivas, entre los informativos y el plato fuerte de la jornada. Aunque yo diría que es más fácil triunfar con las First dates de Cuatro que citándose con la ciencia.
