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Un 26 J sombrío

Parecía que no iba a llegar nunca, pero aquí está el 26 J y llega en plena conmoción por el triunfo del Brexit, que se une al cansancio de una campaña electoral anodina y al escepticismo que produce ver que llevamos medio año de incertidumbre y sin visos de solución. Lo que ha cambiado de unas elecciones a otras es poco, pero fundamental. Los únicos que han movido ficha son IU y Podemos. Su pacto está por ver que dé más votos que los que consiguieron por separado el 20 D, pero seguro que les reportará más escaños porque el sistema electoral favorece la concentración provincial de votos. Es posible que la gran novedad parlamentaria sea que el PSOE pase a ser la tercera fuerza en número de diputados, pero no hay que descartar un voto oculto a favor de los socialistas, que movilice a su electorado tradicional, contento de que Podemos haya irrumpido en las Cortes con fuerza el 20 D, pero molesto de que la memoria socialdemócrata que ayudó a construir con su voto e incluso con su antigua militancia sea despreciada por los que creen que el cambio comenzó en la Puerta del Sol el 15 M. Ese es el mensaje de Sánchez en sus mítines, enfocado no tanto a restarle votantes a Unidos Podemos, como a sacar de la abstención a viejos simpatizantes.

El PP sigue en más de lo mismo, pero con un paraguas de mayor tamaño para que le resbale la cascada de corrupción y los escándalos políticos; el último, el tenebroso asunto del ministro del Interior, que, como es natural en este país, ni dimite ni se le cesa. No es de extrañar que Rajoy sólo lea diarios deportivos, porque es la manera de no enterarse de nada. Cuenta el PP con una parroquia de fieles tal, que, haga lo que haga el partido, le votará. Viendo esta entrega ciega, uno se explica el éxito de Donald Trump y de que el PP pueda seguir como la fuerza más votada.

El Brexit le va a hacer bastante daño a Ciudadanos, porque las graves turbulencias políticas y económicas que está provocando va a convertir al PP en partido refugio de un sector de los votantes de Rivera, preocupados por la moralidad pública, pero más aún por la incertidumbre creada. En esa asignatura que es el conocimiento del medio, el PP tiene mejor nota.

Salvo sorpresas, el panorama político después del domingo seguirá muy complejo. Rajoy ampliando su soledad. Sánchez más débil que antes, sobre todo si el PSOE desciende un escalón, Unidos Podemos celebrando un éxito que en el terreno práctico se vuelve complicado de gestionar y que, salvo pacto con el PSOE, concluirá con la idea de que unidos tampoco podemos. Ciudadanos, al contrario de Unidos Podemos, puede que sin perder muchos votos, decrezca en número de escaños, lo que aminorará su importancia a la hora de futuros pactos.

Después del 26 J, si los partidos no llegan por sí mismos a pactos, será la hora del Rey. A él le compete constitucionalmente arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones en caso de grave atasco institucional. Más de seis meses sin gobierno y con la que está cayendo desde diversos frentes exige que, si continua la impotencia y la parálisis, la Corona demuestre que sirve para algo.

*Catedrático de Derecho constitucional

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