Para llegar a donde ha llegado habría bastado con constatar, de entrada, que el PSOE tiene dos almas (y las dos están tan lejos de la iluminación como cerca del fiero mundo) y que, por tanto, se hubiera podido resolver la investidura de Rajoy con el voto en conciencia. Y las abstenciones declaradas o vergonzantes que la aritmética exigía. El voto en conciencia no es tan malo como parece, ni tan disolvente, aunque la tradición católica sea la de la verdad y el mando únicos. Y era un caso de conciencia porque el Bono (del Tesoro) y el Felipe, la Susi y el Fernández, el gestor de la triste figura, preferían un entendimiento con el PP que el sabor de la aventura con Podemos y la algarabía periférica con el don de lenguas o castigo de Babel.
En efecto el PSOE ha preferido la estampa de enterrador de sí mismo que el albur de verse estigmatizado como «amigo de radicales y separatistas». Pero estos radicales no han asaltado ni una oficina de correos y los separatistas crecen al calor de los separadores, es decir de quienes niegan hasta la posibilidad de la consulta e invocan la ley como fetiche o detente bala que se impondría a la misma política. Pero es la ley la que depende de la política, y no al revés, aunque admito que el PSOE estaba en una tesitura realmente desfavorable (no conoce otras desde hace años y en bastantes de ellas se ha metido él solo).
Había una posibilidad muy provechosa y que no se consideró: la gran coalición sin el Partido Podrido para que se quede una temporada a la intemperie, enfriar la fermentación y que no huela tan mal. Sí, un programa de regeneración democrática „con unas gotas de sentido social„ que habrían podido suscribir socialistas, podemitas y ciudadanos: cuando no se tiene la mayoría, la coincidencia entre los distintos se establece bajo mínimos. Así es y lo proclaman en los mítines, Iglesias, el guaperas neobolchevique, y Rivera, el guapo de la Diagonal. Pero mucha prisa en albergar al desahuciado y dar posada al fugitivo (de Siria) y la maltratada, no se les ha visto, la verdad. Y en esas estamos y feliz año nuevo.
