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Martí

Minifundismo cultural

El cuestionado proyecto museístico para el Bellas Artes y el sorprendente anuncio para parcelar el IVAM, confirma que en materia cultural los actores del Botànic añaden a la improvisación una estela provincialista, nada acorde con la vanguardia europea.

El desprecio institucional durante el veinteno popular al verso libre y la actual expectativa de destino de los postulantes del Botànic desenfoca el escenario cultural. Pocas voces, otrora combativas, se han escuchado sobre alguna de las bagatelas de los proclamados herederos de Fuster, aunque la mayoría de los gestores bipartitos nunca lo han leído, y de los cuatro que sí, dos no lo han entendido, otro hace lo contrario y el que queda es la excepción que confirma la regla. Excluyendo los textos de encargo, la obra del pensador de Sueca propugna el abandono de la mentalidad agraria para abrazar la contemporaneidad, y lo que ello comporta. Sin embargo, y a pesar de muchos, se ha impuesto el provincianismo que desde primera hora ha impregnado la etapa botánica del MuVIM, basada en algo tan genuino y nuestro como el «pensat i fet», desafiando el modelo «de la ocurrencia a la estrategia» decretado por la vicepresidenta Mónica Oltra.

Al revolcón ministerial del proyecto museístico de Bellas Artes, realizado sin entender algo tan básico como que la pintura valenciana está integrada en todas las etapas de la historia del arte, se suma ahora la intención de parcelar el IVAM. Se supone que después de Alcoi, se alumbrará alguna subsede más en las comarcas de Castelló. Retrocediendo así, a la superada discusión que planteó Aguilera Cerni en los ochenta del siglo pasado. Un despropósito que desacredita el valor único que debe exhibir el IVAM y que al mismo tiempo desautoriza el Consorci de Museus, que se supone está para eso, descentralizar el arte. Una medida innecesaria para los que aún creemos que el IVAM forma parte del póquer europeo de vanguardia con la Tate, el Jeu Paume y el Serralves. Un eje, Londres-París-Oporto, donde Valencia dispone del único potencial mediterráneo.

El terreno artístico, y musical, cogió desprevenido a los agentes político-culturales curtidos en el sector editorial y teatral. Hace nueve meses el conseller Marzà presentó un plan estratégico cultural, encargado a una empresa concertada que cobró un potosí. Esperamos el parto.

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