Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¡Qué historia la nuestra!

Por necesidades del guión tuve que realizar y escribir las dos últimas entrevistas con los cabeza de lista de las elecciones del 82 del tirón. A Luis Gámir, que en paz descanse, se la hice en un restaurante repleto y, entre el incesante murmullo y el tono de voz más bien intimista del candidato de ucedé, las pasé canutas para traducir una exposición de un calado intelectual y científico al que no estábamos acostumbrados y que encima se entremezclaba con la exigencia cercana y constante de «¡una de chipirón plancha!». Para continuar con el cartel, Antonio García Miralles, el sordo. Convencido estoy de que si me tocara afrontar esa tarea en la próxima convocatoria, completaría por fin el cuadro. Observando el espectro actual, la verdad es que por ciegos no iba quedar.

Y a pesar del contrarreloj conservo de aquella jornada un recuerdo muy grato, por la sencilla razón de que los presentes nos lo creíamos. Gámir era todo menos un hombre de partido, por eso anidaba en ucedé. Y sin embargo, demócrata fetén, sentía la tarea de transformación y de modernización que quedaba por delante como un militante acérrimo de la formación más revolucionaria que pudiera presentarse pese a su aire tímido, centrado y profesoral. Yo no sé cuántas personas de su preparación están hoy en día por la labor de aparcar la cátedra y darlo todo por uno de los proyectos políticos que hay sobre la tapete, pero me lo temo.

Muy distinta había sido la trayectoria de García Miralles, cuyo pesoe estaba cantado que se disponía a arrasar en las urnas y a devolver a la izquierda al poder tantos años después. Anfitrión desde la clandestinidad del secretario general salido de Suresnes, las históricas siglas se habían convertido en un partidazo con una maquinaria que lograría la ingente tarea de hacer de España un país europeo más hasta que, gracias a ciertos elementos incrustrados, se pasó de frenada. Y ahí está. Con tal capacidad de análisis de la realidad que no le llega a la suela del zapato a los que aún realiza el sordo. Es lo que hay.

Compartir el artículo

stats