El anunciado acuerdo entre la Autoridad Portuaria de València y el Ayuntamiento sobre la cesión de terrenos para la construcción de un gran parque en Natzaret, es una buena noticia para la ciudad. No compensa la destrucción, por la ampliación del puerto, de las playas de Benimar, donde íbamos muchos valencianos, ni resarce al barrio por las décadas de graves impactos de la actividad portuaria (la fábrica de aceite de soja, el tránsito de camiones cargados de troncos y contenedores?), pero abre mejores perspectivas de futuro para sus habitantes.

Este incipiente cambio en la relación entre el puerto y la ciudad debería servir de precedente para reconsiderar otros problemas pendientes, pero nunca como moneda de cambio para hacer más tragaderas ciertas actuaciones que insistentemente se reclaman, como en alguna ocasión ha parecido insinuar la Autoridad Portuaria. Como el acceso norte por carretera, o la ZAL en La Punta. Me centraré en este último tema.

Las denominadas Zonas de Actividades Logísticas son grandes polígonos especializados en la recepción, almacenamiento, preparación, envío y distribución de mercancías, en ocasiones aportando cierto valor añadido, junto a otros servicios. En el área de València existe una gigantesca zona logística, donde confluyen la A-3 y la A-7. Parc Sagunt es otra gran zona industrial y logística, con 3 millones de metros cuadrados disponibles, ampliables hasta 15.

Hace 24 años, la Autoridad Portuaria de Valencia rechazó la ZAL en Sagunt propuesta por la Generalitat, para promover más tarde otra en La Punta, de apenas 680.000 m² , de los que sólo se dedicarían a actividades logísticas unos 300.000. El Presidente del Puerto reconocía en 2016 que esa ZAL «nacería pequeña».

Mientras tanto, se escribieron desde 1994 algunas de las páginas más vergonzosas de la historia reciente de València, con un pacto entre las tres administraciones para la recalificación de La Punta, huerta «no urbanizable de especial protección» en el Plan General, donde vivían y trabajaban personas, que fueron acosadas judicial y físicamente, hasta ser desalojadas forzosamente con intervención policial. Deportados, dijeron los afectados. Huerta, alquerías y barracas fueron expropiadas y arrasadas, permaneciendo sin uso durante 14 años.

Ahora, el puerto anuncia una nueva tramitación del Plan de la ZAL, alegando de nuevo su necesidad imperiosa, y para amortizar los 160 millones de dinero público gastados en expropiar y urbanizar (aunque admite que dicho coste nunca se podrá recuperar totalmente). Una minucia, comparada con las deudas dejadas por la Marina Real, la Fórmula 1, o la Feria de Muestras. Como siempre, la zanahoria de los supuestos puestos de trabajo (en 1999 se hablaba de 1.000, ahora de 2.600).

La Punta sigue siendo legalmente huerta protegida, ya que el proyecto fue anulado por repetidas sentencias judiciales (2009, 2013 y 2015), y aunque su reversión es posible, sería cara y lenta. Pero persisten razones para defender su mantenimiento como suelo público no urbanizado, por las importantísimas funciones de la zona como infraestructura verde (conexión del Parque Natural de El Saler con el Parque urbano del Túria). Y también porque esa franja es la única por donde todavía se ventila el centro urbano, atenuando el efecto ´isla de calor´ y las elevadas temperaturas estivales. La mini-ZAL tendría unos dudosos beneficios para la ciudad, podría ubicarse en otra parte, mientras que su construcción generaría unos costes de oportunidad ambientales ciertos e irreversibles.

En la proximidad del Puerto hay muchas áreas de suelo urbano, que podrían acoger bastantes actividades propuestas para la ZAL: el Camí de les Moreres (donde recientemente la naviera MSC ha construido sus oficinas); la antigua estación del Grau, y los depósitos de CAMPSA. Aunque estas zonas están propuestas para nuevas viviendas, su escasa demanda hace aconsejable su reutilización para servicios vinculados al Puerto.

La Autoridad Portuaria parece estar cocinando un nuevo pacto entre instituciones, para sacar adelante su proyecto. Un nuevo parche para la cadena de errores acumulados desde su decisión de crecer en el Grau, en lugar de hacerlo en Sagunt, mucho mejor ubicado y comunicado, con ingentes terrenos disponibles, y menores impactos ambientales. Tendrá que enfrentarse de nuevo a los colectivos ciudadanos que se movilizaron hace años, y que ahora estaban esperanzados con los nuevos gobiernos del cambio. ¿Se intentará acelerar la tramitación, usando los procedimientos legales de excepción del urbanismo del PP (ATE), cuya anulación aprobaron Les Corts recientemente?.

No podemos añadir una nueva vergüenza a la ya acumulada en la historia de La Punta. Esa mini-ZAL es inútil e innecesaria. Hay alternativas. La reciente decisión de Mercadona de ubicar su principal Centro Logístico (358.270 m2 ) en Parc Sagunt debería indicar el camino.