No voy a criticar a Mónica Oltra como hace el PP, con intención de derribo político, ni mucho menos. Pero me parece tan manido que los políticos, cuando no saben responder ante una determinada situación desafortunada, echen la culpa a los técnicos, que ha descendido hasta el suelo en mi opinión personal acerca de ella.

Quizás la vicepresidenta ha tenido la suerte de no sufrir en propia carne cuando te arrebatan en un hospital a tu hijo con tres añitos y nada puedes hacer ante el llanto desesperado de éste. A mi hijo pequeño, cuando tenía tres años, le detectaron un tumor cerebral. Como nos indicó el médico lo llevamos al Hospital Infantil La Fe de Valencia. Había que operarlo de inmediato. Lo ingresamos... y la separación de él hacia las siete de la tarde fue tal desgarro de entrañas que no existen palabras para expresar el dolor sufrido.

Al día siguiente era la primera intervención. Antes de las siete allí estábamos su padre y yo. Pudimos estar con él, abrazarlo, llenarlo de besos y caricias hasta que muy cerca ya de las ocho se lo llevaron a quirófano. Después pasó a cuidados intensivos. Y ya en planta, y a la espera de las intervenciones siguientes, no sé cómo ni de dónde saqué las fuerzas para conseguir hablar con el director del hospital, y a partir de ese momento, con pases blancos -ya ni eso hacía falta- tuvimos el privilegio de estar de día y de noche al pie de la cama de mi niño. Nunca hubo que dejarlo solo ni un momento más.

Señora consellera, si usted hubiera pasado por una experiencia no tan desgarradora, pero fuera consciente del desconsuelo que es para los niños -incluso no estando malitos- estar en una institución en lugar del cariño que una familia les puede proporcionar, aunque sea tan solo temporalmente, no hablaría de técnicos ni de gaitas. Se pondría al frente de su responsabilidad y solucionaría este grave problema en un abrir y cerrar los ojos.

No se me ponga en plan político. Ya sabemos que el poder político deshumaniza a las personas. De usted no lo hubiera imaginado.