El efecto de los dos atentados terroristas en Gran Bretaña, se reflejarán en las votaciones de hoy. Pero nadie sabe en qué sentido puede inclinar la balanza. Si la final de la Champion´s en Cardiff tenía al mundo deportivo en suspenso, el de las elecciones generales en Reino Unido no solamente atañe a sus ciudadanos -con derecho a voto, que no a todos los que allí residen- sino a la Unión Europea. Hay mucho en juego y este juego está muy reñido.
Bien cierto es que en un tema como el de la violencia terrorista todos toman precauciones, porque suelen mirar al curso de las investigaciones y ahorrarse opiniones precipitadas. Y las reacciones pueden ser imprevisibles, sobre todo, cuando las previsiones han ido igualándose (se hablaba primero de 20 puntos de distancia entre conservadores y laboristas, luego de sólo 3 y hasta de empate técnico). Pero tras la apuesta explicita de la lideresa tory, Theresa May, es lógico lo que ocurrió, cuando tanto el oponente laborista, Jeremy Corbyn, como el alcalde de Londres, la criticaron por su actuación durante seis años como ministra de Interior, en tres gobiernos seguidos. Al admitir ella que había que cambiar de política («menos tolerancia», dijo) estaba mostrando que antes no había tenido la contundencia necesaria.
Los expertos que han ido analizando lo sucedido han señalado que la legislación británica es mucho más rigurosa que la española (permite que se retenga a alguien sospechoso hasta 7 días antes de pasar por delante de un juez) y las controles de inmigrantes y de viajeros mayores habitualmente. Así que lo achacan más a fallos de coordinación de la información o de la valoración de los riesgos.
De un atentado a otro, lo que se observó es que la lideresa quiso en todo momento dar la sensación de que había tomado con su equipo todas las medidas necesarias y que estaban actuando con diligencia. En el último de ellos se vio que han sido capaces de llegar en 8 minutos y acribillar a los terroristas, lo que es un récord. Pero solamente dos días antes había rebajado la intensidad de la amenaza. Y a posteriori ha tomado una serie de medidas que producen la sensación en los ciudadanos que están más guardados o hay más seguridad (no solamente en los edificios de valor simbólico como el Parlamento o el Palacio de Buckingham).
Ha insistido mucho en aumentar el control de internet (o el seguimiento) como fuente de propaganda, adoctrinamiento o radicalización. Su ministro de Exteriores, el exalcalde de Londres Boris Johnson, se preguntaba cómo pudo escapárseles que dos de los terroristas estuvieran fichados y en algún caso hubiera denuncias acumuladas, seguimiento, y también información internacional (de Italia).
De un lado el sentimiento de solidaridad con las víctimas de la matanza (algunas españoles también) y con sus familiares y, de otro, el temor que despierta y expande (que es el objetivo de esa actividad internacional). Son muchos los sentimientos que entran en juego. Y todos ellos van a pesar en estas elecciones. Así que los resultados van a ser analizados con lupa. Toda Europa, y creo que también Estados Unidos, va a estar pendiente este día. Pero las soluciones son internacionales y a la larga.
