Llevamos muchos años dejando para un «momento más oportuno» la revolución que un partido como el PSPV con espíritu de transformación necesita para volver a ser el partido de referencia de la izquierda valenciana. Hace unos meses, cuando compañer@s con visiones diferentes obligaron a dimitir al secretario general y al grupo en el Congreso a dar el Gobierno a la derecha más rancia y corrupta que jamás hemos conocido, sentí vergüenza. Pasamos muchos meses esquivando tertulias de amigos, cafés compartidos en el trabajo e incluso las despedidas prolongadas a las puertas de las sedes del partido y del sindicato. Soy militante del PSPV y afiliado al sindicato UGT y sentía sonrojo cada vez que veía, escuchaba o simplemente adivinaba que alguien hablaba de política. Y esto no me pasaba solo a mí.

Pero hoy puedo decir que de ese amargo trago salió lo más positivo que nos ha podido pasar en los últimos años. Tenemos un partido nuevo, moderno, pensado y estructurado para responder a los nuevos retos que la sociedad nos demanda. El «momento más oportuno» llegó y lo hemos superado con más ilusión, más motivación, más confianza que nunca en nosotros mismos, porque el PSOE somos nosotros, todos y cada uno de los que sentimos que el socialismo es algo más que un carnet, el socialismo es la lucha continua por mejorar la vida de todos.

Y ahora tenemos la oportunidad de continuar el camino. No podremos responder a las políticas neoliberales si no lo hacemos desde todos los frentes. El PSPV no puede recorrer una senda diferente porque los socialistas valencianos somos parte muy importante de este nuevo PSOE. Y aquí los compañeros que hace apenas 15 días defendían la continuidad de un modelo de partido que bajo la falsa excusa de la «responsabilidad de Estado» defraudó a militantes y votantes progresistas, no me pueden convencer de que han cambiado su posición, porque o mentían antes o mienten ahora.

Yo quiero un PSPV valiente, que cumpla lo que promete, que sea leal y, sobre todo, en el que todos seamos partícipes de las propuestas, de las políticas a seguir, de las decisiones a tomar. Quiero un PSPV en el que los dirigentes expliquen el porqué de ciertas dimisiones, el porqué de ciertos pactos. Y quiero un PSPV que tenga voz más allá de las concesiones en pro de la gobernabilidad de la Comunitat Valenciana. Y esto solo lo tendremos si Rafa García es secretario general.

Yo soy sindicalista y socialista de toda la vida y hablo solo en mi nombre, con el poder que mi libertad me da para optar por la candidatura que creo mejor. Eso es lo que defiendo y lo que exijo a los demás compañeros, que nadie se apropie de la representación de un colectivo y que nadie utilice los cargos que ostentan gracias a mi trabajo y al de muchos compañeros para hacer campaña por una u otra candidatura.

Yo el día 16 votaré a Rafa García porque representa ese proyecto renovado por el que trabajo, porque el futuro pasa por nuevos retos y porque necesitamos una estructura que responda a lo que los y las socialistas queremos y necesitamos, una organización madura, libre y formada y no un partido aburrido, inactivo y decaído, con militantes sumisos. Ahora sí es «el mejor momento» para de una vez por todas cambiar estructuras y que la participación de los militantes de todas las edades sea real. El cambio está en marcha y el PSPV no puede apearse del camino.