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Un verano sostenible

Con las noticias y la experiencia acuciante del cambio climático, el desiderátum sería una sociedad más sostenible y también un verano sostenible. Un uso de la energía ídem y del agua y otros recursos. No parece ser así y la pescadilla se muerde la cola, según nos advierten y podemos observar en la ciudad y también en las playas y hasta en los sitios más remotos, de los bosques y de las montañas. La sociedad lo avasalla todo, lo invade y lo transforma y no para bien del medio ambiente.

Estos días vemos las imágenes de la gente recogiendo plástico en Guardamar y hay cantidades ingentes, estamos llenando las costas y el fondo del mar. Europa nos dice que hemos de sustituir las bolsas de este material que resiste y que acaba llenándolo todo. Hemos de reciclar más y ser menos laxos en extremos que parecían negligibles, como las colillas, que también se amontonan en la arena, alrededor de las sombrillas y hamacas. Hay iniciativas curiosas como las de dar una capsula para recogerlas y no ir desparramándolas por doquier.

Mientras en Roma suena la alarma y el alcalde anuncia medidas drásticas porque el lago de Bracciano está bajo mínimos y no puede abastecer a las necesidades de una gran capital. Los romanos trajeron agua para sus fuentes y sus gimnasios con acueductos espectaculares que han resistido el paso del tiempo. Pero la masificación trae el uso sin tasa de un bien escaso. Habrá, según dijo el alcalde, cortes, restricciones. Y se lamenta que las fuentes pueden quedar sin suministro. A algunos les parece que la Ciudad Eterna perderá su encanto (el Fontanone, la fontana de Trevi, la de la plaza Navona€). Deberían abastecerse con agua reciclable y no bebestible desde hace tiempo. Como ocurre en Valencia, menos mal.

Nosotros no podemos estar tan tranquilos, porque el pantano de Cofrentes estaba hace quince días al 20 % de su capacidad, lo que implica que agosto no va a ser un mes que llene lo que falta. Y como según apuntan vamos a tener cifra récord de turistas, va a aumentar el gasto en agua. En verano se consume mucha más. No sólo en la ducha sino también llenando las piscinas, lo que es una barbaridad. Se debería utilizar solamente agua no apta para beber, que suele tener demasiados nitratos, como ocurre en muchos pozos que antes no estaban en ese caso. Pero necesitaría una red de distribución distinta y mucha obra e inversión.

En este verano de ola de calor y de tormentas, veo que Benidorm se postula como Patrimonio de la Humanidad. Desde luego, la factoría turística ha demostrado que es capaz de atraer a millones de visitantes cada año y de generar un impacto de muchos millones, en esta ciudad valenciana y en las de alrededor. No sé si se toman muy en serio lo de la sostenibilidad, de la energía, del agua o de la mar. Las tres cosas deberían ir juntas en estos tiempos en que el cambio climático se agudiza.

Pero nadie quiere ser aguafiestas o demasiado alarmista, y hay que hacer previsiones. Antes se demandaban más trasvases. Ahora se pone peliagudo, porque si la cuenca del Segura va fatal, la cabecera del Tajo está bajo mínimos tras una pertinaz sequía, lo cual hace peligrar los cultivos en un sitio y otro. No parece que se resuelva con unas rogativas. Aunque durante siglos se creía en este remedio. La política hidráulica exige un Estado fuerte y planes generales. El Estado de las Autonomías es menos eficaz en este apartado. Dialogar y compartir es imprescindible.

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