La semana pasada les comentaba las agoreras predicciones que visualizan a España como una ampliación del Sáhara para el 2090. Después de ver que las lluvias no señalan tendencia y tan sólo muestran ciclos de subida y bajada, levantamos la vista al cielo. No para ver si llueve sino para buscar los datos de los satélites, en concreto el NDVI, o índice de vegetación. Una web de la NASA (http://glam1.gsfc.nasa.gov/), permite conseguir series de dicho índice para un territorio desde el año 2000. Lo primero a destacar son los promedios mensuales. España cuenta con una gran variedad climática pero es norma casi absoluta que las lluvias disminuyan en el verano lo que unido al aumento térmico genera un estrés hídrico sobre la vegetación, bien reflejado en las curvas mensuales, con su valor mínimo en septiembre. También se puede obtener una serie temporal de los valores absolutos y de las anomalías y España, afortunadamente, dista camino de asemejarse al Sáhara. Los años 2005, 2009 y 2012 quedan claramente por debajo de la media pero dominan aquellos períodos por encima. De hecho, desde 2013 prevalecen de forma casi absoluta. No olvidemos que se trata de una serie corta, de apenas 17 años, y que el clima dibuja constantes ciclos, pero, desde luego, en nuestro andar hacia el 2090 no vamos hacia el desierto. En Murcia, los últimos años no han sido tan buenos, si bien el 2017 queda por encima de la media. Un comienzo de siglo más árido dio paso, desde 2007, a un ciclo más húmedo. Desde 2012, excepción hecha de 2013 y este 2017, el ciclo ha sido más árido. La provincia más seca de España, Gran Canaria, y la más próxima a ese desierto que «nos va a invadir» refleja una mejor evolución que la murciana. O la totalidad del sur peninsular. De momento, no empieza bien la predicción para 2090.