Àpunt podría recuperar el equivalente a una figura de la cultura y el estilo personal de Joaquim Maria Puyal, autor de programas tan espléndidos e insuperados como «La vida en un xip», en TV3. Con las nuevas plataformas, la modernidad llegará a los valencianos por diversos cauces, pero, como espectador, me reconfortaría saber que vendrá acompañada de periodistas, mujeres y hombres, con esta gran impronta personal.
Los nuevos medios deben ser una herramienta para que los valencianos no nos sintamos permanentemente vencidos como sociedad. Y para ello, necesitamos inteligencia y audacia, ambición intelectual, brillo y determinación, valentía y coraje.
La modernidad debería llegar con el rigor informativo, los programas infantiles, el doblaje de series, el humor brillante, y con presentadores que tengan la grandeza de abrirnos una ventana al mundo y a nosotros mismos. Una ventana al mundo de un territorio que se niega a ser una simple región folklórica, que ayude a la emancipación mental de los valencianos, sin intermediarios con el mundo.
Es el momento de tener la intuición exacta de lo que ahora hace falta para saber filtrar las ideas en la dosis exacta de trasgresión y contención, de provocación y de costumbrismo, para que el producto sea un éxito y no un escándalo y que pase a formar parte de nuestra educación sentimental.
Un país es una acumulación patrimonial basada en el talento y la calidad, en todos los campos, también en la comunicación. Esta es la importancia, la consistencia y la profundidad de los grandes pueblos de la Historia. Cuando lo que cuenta es sólo aquello con lo que estamos de acuerdo, no somos un país sino una tribu, con el brujo de las plumas danzando alrededor de la hoguera para quemar las almas libres.
