Los pueblos pequeños no parecen ser ya negocio para los bancos. Al constante goteo del cierre de oficinas bancarias que se ha venido produciendo desde el estallido de la crisis se une ahora también la mengua del servicio todavía existente. Es el caso de Favara y Llaurí, donde Cajamar aplica desde esta semana un nuevo horario que reduce sustancialmente los días de apertura al público. La medida ya ha generado un enorme malestar en ambas localidades.

En el caso de Favara, población con alrededor de 2.500 habitantes, el enfado es monumental puesto que después del cierre de la oficina de Bankia en abril de 2013, la de la citada caja era la única que seguía prestando servicios financieros en el municipio. Lo hacía de lunes a viernes y desde ahora sólo martes y jueves de 8.30 a 14 horas.

En Llaurí, con 1.300 censados y donde también se abría cinco días entre semana, a partir de ahora la sucursal solamente atenderá a los clientes lunes, miércoles y viernes. Aquí Cajamar también es el único banco al uso, con la excepción de un agente colaborador del Santander existente desde hace algún tiempo. También Bankia cerró la oficina que tenía en su momento.

Domiciliación de tributos

La medida ha pillado por sorpresa a los clientes y también a las autoridades municipales. De hecho, el consistorio llaurinense se ha visto obligado a domiciliar los tributos que todavía le quedan por recaudar este año —IBI rústica, vehículos e IAE— en el Santander para evitar molestias a los contribuyentes.

Por su parte, el Ayuntamiento de Favara, que en su momento ya dejó de trabajar con Bankia en protesta por la marcha de esta entidad bancaria del pueblo, no descarta ahora hacer lo propio con Cajamar si encuentra una alternativa mejor. Su alcalde, Pedro Juan Victoria (PP), explicaba ayer que si alguien se interesa por ofrecer un servicio financiero más completo en la localidad, entonces la Administración favarera se planteará con quién opera.

El tejido social favarero también se muestra indignado. El presidente de la banda de música, Rafa Gisbert, anunció que enviará una carta de protesta. La sociedad musical ya dejó también de trabajar con Bankia y había desviado sus operaciones financieras a Cajamar. «Es una poca vergüenza lo que están haciendo con los pueblos pequeños y más después de haberles inyectado dinero público», lamentó Gisbert. El también concejal socialista en la corporación, considera que el ayuntamiento debería hacer «una reclamación contundente».

Preocupación por los clientes de más edad

La alcaldesa de Llaurí, la popular Mª José Galán, se muestra preocupada por cómo las personas mayores van a poder ir al banco. «Ahora tendrán menos opciones y sin coche no pueden desplazarse fuera», lamentaba la primera edila, quien reconocía que ayer mismo fue 'víctima' del cierre puesto que acudió al banco «pensando que estaba abierto» y «como no me acordaba me lo encontré cerrado. Eso mismo le puede suceder a cualquier persona que necesite hacer una operación urgente», señalaba. Favara y Llaurí tienen, además, cajeros de Bankia que no obstante «van cuando van», denuncia Victoria, y una oficina móvil que visita estas poblaciones cada quince días, aunque en Llaurí sólo permanece una hora. En verano, la misma entidad ya anunció el cierre de su oficina en El Mareny.