El Ayuntamiento de Cullera ha vuelto a celebrar la vida, especialmente la de aquellos que saben mucho de ella. El consistorio ha recuperado la costumbre de rendir homenaje a las personas centenarias. La primera de ellas ha sido Rosa Guillem Piris. El pasado 2 de enero cumplió un siglo.

Para festejarlo, tres generaciones de su familia le rodearon con todo su aprecio. El entrañable acto tuvo lugar en la Residencia Municipal de la Tercera Edad, del que Rosa es usuaria desde hace ya algún tiempo.La reunión sirvió para homenajearla y recuperar la vieja costumbre del ayuntamiento de felicitar públicamente a los mayores del pueblo que superan un siglo de vida. El acto contó con la presencia del alcalde, Jordi Mayor, quien le hizo entrega a Rosa de una placa conmemorativa.

A sus espaldas lleva la historia viva de un pueblo. Como tantas otras mujeres de su generación, trabajó en la industria de la naranja, el fruto dorado que movió la economía cullerense desde mucho antes de la llegada del turismo de masas. Rosa ha tenido la oportunidad de ver a tres generaciones distintas de su familia. Tuvo cuatro hijos, tres de los cuales todavía viven. De ellos, nacieron 7 nietos quienes a su vez le dieron 5 biznietos. De una de ellas, tiene dos tataranietos.

Su hija, Asunción García, explica que a pesar de sus dificultades físicas, Rosa disfruta en general de buena salud y tiene una memoria sorprendente. Viuda desde hace más de dos décadas, ha sobrevivido a una guerra, una posguerra y a las dificultades de los tiempos que le tocaron vivir en un país donde ser mujer y trabajadora era erigirse en una heroína.

Hoy en Cullera viven siete personas centenarias. Son el tesoro más preciado del municipio. La historia viva de un pueblo .