Residentes de la playa del Racó de Cullera se han quejado de la ubicación del servicio de sombrillas y hamacas de pago en la arena, frente a los edificios Florazar 3 y 5. Los bañistas reprochan que el contratista de las hamacas colapsa 150 metros hacia la izquierda y otros tantos hacia la derecha de una zona próxima al mar, lo que obliga a los usuarios a caminar todo este trayecto para conseguir una ubicación cercana al agua. Como alternativa, los veraneantes se colocan delante de la zona que ocupa el concesionario, una ubicación que está prohibida por la normativa legal y que ya ha suscitado la primer enfrentamiento del verano entre la empresa de alquiler y los usuarios de la playa, que consideran abusivo el trato que reciben.

El conflicto se produjo al ubicarse una decena de bañistas delante de la zona de concesión y no mover su ubicación cuando fueron advertidos por el encargado del servicio, que alertó a la Policía Local. Los agentes procedieron a identificar a los usuarios y les informaron de que la legislación marca que no se pueden instalar delante del servicio al estar a menos de seis metros de la playa. Sin embargo, dejaron a los usuarios que mantuvieran su ubicación.

Las quejas de los bañistas se basan en que este año la colocación de las hamacas de alquiler les obliga a desplazarse unos 150 metros desde el punto de entrada, lo que dificulta el acceso, sobre todo a la gente mayor. «Nos encontramos delante de nuestro apartamento con estas tumbonas y, o te alejas150 metros o te colocas delante de ellas, porque en la zona trasera la arena quema mucho y es imposible ubicarse»,reprocha Lorenzo Martí, uno de los bañistas afectados. Esas razones llevaron a dos parejas de ancianos, a un matrimonio con su hijo y a otro usuario al que acompañaba su niño de corta edad a colocarse delante de la zona de concesión. La sorpresa se la llevaron cuando no solo recibieron las recriminaciones del encargado del servicio, sino que, además, tuvieron que identificarse ante los agentes de la Policía Local. «Deberían de desplazar las tumbonas unos 50 metros hacia cada lado para que así los usuarios que lleven sus sillas y sombrillas puedan colocarse tranquilamente en medio sin necesidad de incumplir ninguna ordenanza ni de caminar al menos 150 metros cargados por la arena», argumenta Martí. «Hay espacio suficiente para todos, solo tienen que retirarse un poco», defiende.

Los bañistas explican que años atrás la distancia entre las tumbonas y el mar era bastante superior y que se dejaba a los veraneantes situarse delante, por lo que no entienden por qué no se les permite ahora. Además, alegan que ninguno había instalado sombrillas sino pequeñas sillas playeras. «Al menos, que nos permitan poner las sillas delante de ellos», concluyen.