El corazón de José Puig Miret, el Padre Puig, jesuíta de Gandia que dedicó sus últimos años a pedir ayuda para los más desfavorecidos a través de su acción, sobre todo, en el comedor social que gestiona en la calle Algepseria Buñuelos sin Fronteras, ha dejado de latir.

Puig falleció la mañana de ayer a los 92 años de edad en la residencia de la Compañía de Jesús, situada en el Palau Ducal de la capital de la Safor. Según fuentes próximas al religioso, ayer se levantó temprano, como hacía cada mañana, pero se sintió indispuesto falleciendo unos minutos después.

El padre Puig fue nombrado en 2015 Hijo Predilecto de la ciudad, en un acto que fue respaldado por todos los partidos políticos. En los últimos años se caracterizó por sus acciones solidarias, que fueron desde la ayuda a drogadictos a la labor social en el preventorio infantil del Real de Gandia o en el centro de acogida San Francisco de Asís de Palma de Gandia.

Pero, sobre todo, destacó por su trabajo en el comedor social de Gandia, que dirige la ONG Buñuelos Sin Fronteras y que sirve casi 400 comidas diarias a personas sin recursos. Pidiendo ayuda para mantener abierta esa actividad solidaria ha cumplido los últimos años de su vida. De hecho, el día que fue nombrado Hijo Predilecto, ante decenas de vecinos de Gandia, aseguro que con esta labor estaba «dando utilidad a mi vida». De hecho, hasta el último aliento de su vida ha estado trabajando por el buen funcionamiento de este centro, tan importante para muchas personas. Ya lo dijo el día que recibió el homenaje de Buñuelos sin Fronteras en 2013. «Moriré con las botas puestas». Ese mismo día, el entonces alcalde, Arturo Torró, le impuso el escudo de oro de la ciudad. La capital de la comarca de la Safor le devolvió todo el cariño que el Padre Puig dedicó a la ciudad todos estos años.

José Puig nació en Gandia el año 1924, donde completó sus estudios de bachillerato. Entró en la Compañía de Jesús en 1940 y fue ordenado sacerdote en 1954. Su primera misión le llevó a ejercer como profesor de literatura, filosofía, arte y religión durante cuarenta años en los colegios de los jesuitas de Mallorca, Alicante, Valencia y Gandia. Tuvo cerca de 5.000 alumnos.

Durante esos años compaginó su labor con otras actividades. En Alicante fundó las Aulas de la Tercera Edad, para mayores de 65 años. En Gandia predicó durante 25 años la misa radiada para enfermos, que tenía lugar los domingos por la mañana.

Tenía una gran audiencia, hasta el punto de que se difundieron dos mil ejemplares en «cassette» de sus homilías grabadas.

Otro de sus logros fue el inicio de Proyecto Hombre en Gandia, junto al Ayuntamiento entonces presidido por el exalcalde socialista José Manuel Orengo, una entidad que sirve para ayudar a personas adictas a las drogas.

El Padre Puig, además, era un gran aficionado al Real Madrid. No en vano, el exalcalde de Gandia, Arturo Torró, le regaló una camiseta de este club de fútbol firmada por todos los jugadores que llevaba su nombre marcado en la parte posterior.

El lamento por la pérdida del jesuita llegó desde todas partes. El Ayuntamiento de Gandia emitió una nota de duelo en la que recordaba su condición de Hijo Predilecto de la ciudad. Por su parte, desde el PP destacaron «la trayectoria social» del religioso. Recordaron el consenso de todas las fuerzas políticas de la ciudad entorno a su figura a la hora de elegirle como Hijo Predilecto. «Gandia llora su muerte y los populares se suman al dolor, en estos momentos difíciles para todos», apuntaron.

La capilla con los restos del religioso está instalada desde ayer en el Tanatori Mondúber de Gandia y el funeral será a las 11 de la mañana de hoy en la capilla del Palau Ducal.