Aunque no hace tanto de eso, casi nadie recuerda la degradación existente en el puerto de Gandia cuando aún estaba la zona del desguace que afeó, y contaminó, toda la orilla sur de la dársena. Durante años, el ayuntamiento y la Autoridad Portuaria de Valencia se plantaron poner fin a esa situación y así lograron el magnífico paseo del Moll o la zona para párking, conciertos y ocio que permitieron integrar la playa con el puerto, con un éxito absoluto de afluencia turística y, sobre todo, de satisfacción por parte de los ciudadanos.
Por eso, además de los tinglados, el ayuntamiento ha fijado sus ojos en la zona sur de la dársena, aquella, junto a la lonja y el antiguo apeadero del ferrocarril, que limita con el casco urbano histórico del Grau.
Según señala la alcaldesa de la ciudad, la intención es acentuar las actuaciones que ya se llevaron a cabo en la pasada legislatura en esa zona, como la llamada Plaça de les Vies, y contribuir a una mayor permeabilidad entre la trama urbana grauera y el recinto portuario.
Este planteamiento, y en eso están todos de acuerdo, se realizaría sin menoscabar el potencial del puerto como receptor y emisor de mercancías, dado que constituye otro de los elementos generadores de economía en la ciudad.
